La quiniela

Para su segunda legislatura, Mariano Rajoy ha introducido novedades en el gabinete; caras nuevas que, a su vez, renovarán ministerios, secretarías de Estado, consejerías, asesorías, puestos de confianza y así sucesivamente. El relevo de Miguel Cardenal al frente del CSD, como estaba previsto, producirá el consabido efecto dominó. El nuevo inquilino se rodeará de afines y promoverá a los suyos y a los recomendados para cargos de relevancia. Que el sucesor comparta las siglas del antecesor no es garantía de éxito para el equipo actual, que cuenta con cualificados profesionales, como Óscar Graefenhain, Carlota Castrejana, Susana Pérez-Amor o Carlos Gascón por citar a algunos. No depende de ellos conservar el empleo; tampoco hay que descartarlos.

El partido se está jugando y la ocupación de la vacante no siempre obedece a la lógica. Dice un buen amigo que el currículo no es indispensable para alcanzar esta meta porque en política siempre hay favores que cobrar. O lo que es lo mismo, que así como Inmaculada García tiene todos los números para continuar al frente de Loterías, si su amigo Cristóbal Montoro no dice lo contrario, la quiniela del CSD puede saltar por los aires. Nunca lo ha presidido una mujer; ahora hay tres damas en rampa de lanzamiento: Theresa Zabell, Miriam Blasco y Ana Muñoz. Y tres hombres: Pablo Salazar, José Ramón Lete y Manuel Cobo... Son los nombres que suenan, mas no hay que descartar que Rajoy y Méndez de Vigo salgan por la tangente y la sorpresa sea mayúscula.

Cardenal ha lidiado con la crisis y junto a Tebas ha conseguido que los clubes de fútbol reduzcan deuda; pero no ha logrado que Ángel Villar celebre las elecciones a su debido tiempo. Villar ya tiene el cambio que esperaba. La pelota está en su tejado.