Historia
Lepanto y la alianza de civilizaciones
Tal día como hoy de 1571, tenía lugar una de las batallas más trascendentales para Europa y la Iglesia Católica, porque la cristiandad había dejado de existir años antes con el cisma luterano y anglicano.
Así, Inglaterra, Francia y Holanda no formaron parte de la Liga Santa promovida por el Papa San Pío V. Felipe II aportó la mitad del esfuerzo en navíos y hombres, y su hermanastro D. Juan de Austria, encabezó la flota combinada con Venecia, Génova, los Estados Pontificios y la soberana Orden de Malta.
Aquella batalla, que hoy intentan infravalorar los afines a la leyenda negra anti española e imperiofóbica, contuvo el avance turco en el Mediterráneo, impidiendo la invasión otomana que, con la quinta columna morisca, amenazaba España, Italia y el resto de Europa.
San Pío V tuvo una revelación anunciándole «en tiempo real» el triunfo de la flota cristiana, como un favor por haber encomendado al rezo del Rosario, el auxilio de los cristianos. En agradecimiento, instituyó el 7 de octubre como la fiesta de esta advocación mariana. Hoy, la invasión de la antigua Europa cristiana no se realiza con esos métodos, sino con otros menos violentos y mortíferos, pero más eficaces.
Para la actual «cultura del diálogo y del encuentro», lo que el Papa debió convocar en 1571 en vez de la Liga Santa, es una «Alianza de Civilizaciones», gesto que, indudablemente, hubiera conmovido al sultán Soliman.
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