Pactos electorales
Los cuernos del toro
«No sé qué vamos a arreglar en agosto que no podamos arreglar este mes de julio».
La frase es de Rajoy. La dejó caer hace unos días en el Congreso, cuando acudió a acreditarse como diputado, y aparte de sentido común, revela las intenciones del líder del PP. Tiene unas maneras el presidente del Gobierno que confunde al personal. No es flojo, ni suave, ni vago o dubitativo. Y a estas alturas, visto el maquiavelismo con que ejecutó la campaña del 26-J, alguno de los que lo pintan tendido en la tumbona, deberían preguntarse cuántos escaños les habría sacado si en lugar de leer el «Marca» hojeara el «Financial Times». Subrayo esto, porque abundan los convencidos de que se limita a esperar y no es así. Como hizo en las semanas previas a las elecciones, ha asumido personalmente el control, marca los tiempos, fija los objetivos y decide cada paso.
Inasequible al postureo del PSOE y al aturdimiento de Ciudadanos, trabaja para ser elegido presidente el 29 de julio, en su segundo intento de investidura, y con la abstención total o parcial de los socialistas.
Todo puede torcerse y no hay que descartar que el PSOE, tras votar en bloque «no» el 27 de julio, repita la operación dos días después, confiando en desgastar a Rajoy, forzándole durante todo el verano a embarrarse en negociaciones farragosas y sin perspectivas, para terminar perdonándole la vida allá a finales de septiembre. El riesgo de esa táctica es que Rajoy puede envidar más alto. Si se niega a entrar en ese juego y coloca a los socialistas ante la aterradora perspectiva de unas terceras elecciones en noviembre, a Sánchez o lo que quede de él y compañía, les daría un infarto. Bajo la mesa, a escondidas, PP y PSOE están negociando y los mismo ocurre con Ciudadanos. Por mucho pecho que siga sacando, a Rivera no le queda otra que difuminar las «líneas rojas» y asumir que su papel no es el de feroz opositor sino el de catalizador de las reformas.
Pensando en la demagógica y feroz competencia que van a establecer PSOE y Podemos para aparecer ante los españoles como la verdadera oposición, lo mejor para todos y sobre todo para España sería que Ciudadanos agarrara el toro por los cuernos y aceptara asumir unos cuantos ministerios. Estoy seguro de que Rajoy, pensando en lo complicada que va a ser esta legislatura, le va a ofrecer carteras y lo que se tercie.
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