Cristina López Schlichting
Madre osa
Todas las temporadas, tras once meses de radio, se me graba una historia en particular en la «retina auricular». La de este año es la de una niña llamada B, que lucha contra el cáncer en Canadá. La cría tiene Síndrome de Down y su imagen presidía la publicidad de «Genoma», una multinacional suiza de tests, con esta leyenda: «Tranquility. El test de ADN fetal no invasivo más completo». Su dulce carita estaba siendo usada como leitmotiv para el mensaje subliminal: «No deje que esto le ocurra a usted». La foto llamó la atención de la gente en Madrid, en la plaza de Neptuno, donde el público la vio colgada de una fachada enorme y empezó a darse codazos y comunicarse por las redes, con esa soltura y rapidez de los españoles. Los internautas escribieron: «¿Qué madre deja que su hija sea utilizada para una publicidad así?». Los padres de otra cría Down, Ana y Eloy, denunciaron el caso y nuestro periódico se hizo eco. No quiero ni imaginar lo que debe ser pasear con tu niña y ver reproducidos sus rasgos en una imagen destinada a erradicar a las personas como ella. La noticia llegó a Canadá, hasta la mamá de la «modelo». «Estaba sentada –ha relatado– junto a la cama de mi hija en la Clínica de Oncología Pediátrica donde la someten a quimioterapia. Un padre nos alertó por las redes. Me quedé de piedra, (...) me enfurecí... su dulce cara en esa pancarta fea. Mientras mi niña valiente lucha por su vida, esa empresa se pregunta si su vida merece la pena». Los padres de B coligieron que la foto había sido robada del blog familiar en el que, para animar a otros, relataban el desarrollo de la batalla de su hijita contra el cáncer. La pareja se puso en contacto con «Genoma», que ni siquiera los atendió. La foto fue sustituida en la página web por la de una pareja jugando con su hijo. A estas alturas, sin embargo, parece haber caído en saco roto la reclamación de Luis Cayo, presidente del Comité de representantes de Personas con Discapacidad, para que se iniciase un expediente sancionador, puesto que fue una difusión pública. «Insultaron y maltrataron a mi niña inocente en su búsqueda de beneficios –escribía la madre–. Acabaron con mi fe en la decencia y fue ante los ojos del mundo. Y enfurecieron a esta mamá osa». Espero que algún abogado decente sugiera a la madre osa que interponga contra «Genoma» una querella millonaria. Hay quien sólo entiende el lenguaje del dinero.
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