Partidos Políticos

Más que celos

La Razón
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Poco antes de que empezara a madurar la idea del lanzamiento de Ciudadanos como marca nacional, en altos de despachos del Ibex-35 se barajó la idea de convertir al partido de Rivera en la marca blanca del Partido Popular en Cataluña, parecido a UPN en Navarra. Las cuentas no iban desencaminadas. Ahora, según la encuesta publicada recientemente en este periódico, la conjunción C’s-PP alcanzaría la segunda posición, con unos 35 escaños pisando los talones a ERC. Pero los dos partidos constitucionales de centro-derecha decidieron hacer la guerra por su cuenta, con momentos de acercamiento y otros de desconfianza, con sonrisas para la foto y patadas en la espinilla bajo la mesa. Y en ésas estamos. Entre la colaboración y la competencia. Los de Ciudadanos están ahora con la mosca detrás de la oreja porque Rajoy muestra su empeño en pactar los grandes asuntos con el PSOE, al que ha convertido en interlocutor preferente, colgando en su pecho, junto a la rosa, medallas tan brillantes como el techo de gasto, el déficit de las comunidades autónomas, la subida del salario mínimo o el acuerdo contra la pobreza energética. Es mucho más que «el pago en especies» por su abstención en la investidura. Los de Rivera exhiben el pacto de las 150 medidas y exigen ponerse ya ellos alguna medalla, entre otras cosas, para apaciguar el malestar de los levantiscos e impacientes dentro de la joven formación política.

Para unos esto es una manifestación vulgar de celos de familia. Para otros es un rebrote de la «cultura del bipartidismo». Puede que unos y otros lleven bastante razón. PP y PSOE siguen siendo los dos partidos imprescindibles y, en consecuencia, aspiran a repartirse el terreno. Y C’s se niega a hacer de comparsa, pero está pagando su negativa «purista» a entrar en el Gobierno. Se ha quedado en tierra de nadie. Rajoy ha tenido que llamar por teléfono a Rivera para darle explicaciones y tranquilizarlo. No sé si lo habrá conseguido. Supongo que le habrá felicitado las Navidades. La desconfianza mutua persiste. El horizonte inmediato del presidente Rajoy es la aprobación de los presupuestos. Y para eso necesita inexorablemente al PSOE, dando por descontado el acuerdo con C’s, con las concesiones que haga falta. Los socialistas han adelantado su negativa a los presupuestos, pero sin el énfasis del «no es no» del pobre Sánchez, cuyos seguidores más empedernidos siguen conspirando por las esquinas de Madrid para cabreo de la Gestora. Los planes de Rajoy, caso de que sean rechazados los presupuestos, consisten en dar cerrojazo a la legislatura y convocar elecciones en primavera. Oficialmente lo negarán, pero es la verdad. Hace unos días lo confesaba abierta y confidencialmente en el curso de un almuerzo navideño privado de alto rango un portavoz destacado de los populares. Conviene que los de los líos y los de los celos tomen nota y caigan ya del burro.