Reyes Monforte

Na de Na

Na de Na
Na de Nalarazon

No me gustan los nombrecitos que les han venido dando a las distintas generaciones, JASP (Jóvenes aunque Sobradamente Preparados) o mileuristas, quizá porque recuerdan demasiado a un anuncio de coche o una marca de galletas crackers. Nada que ver con aquellos de la generación del 27, del 36, o de la generación del 98, quizá porque ellos sí podían considerarse un grupo generacional, una verdadera promoción que compartía un claro panorama cultural y unos criterios firmes. Ésas sí que eran generaciones que dejaron una huella imborrable y no precisamente por su nombre, sino por su trabajo. Sin embargo, no creo que la llamada generación ni-ni, la que parece arrasar ahora entre los jóvenes que ni estudian ni trabajan, vaya a legar mucho a la posteridad. Ná de ná. Es cierto que la cosa no pinta bien y que puede llegar a ser descorazonador pero eso no justifica la inactividad, sobre todo entre los jóvenes. Argumentan abandono escolar, dificultad en el acceso al trabajo y a la vivienda, falta de oportunidades. Todo es verdad, pero no creo que García Lorca, los hermanos Machado o Miguel Hernández lo tuvieran mucho más fácil. Quizá éstos últimos tenían más claro el enfoque y por eso hay generaciones que permanecerán para siempre y otras que se quedaran en el camino. Es cierto que nunca ha sido fácil. Los jóvenes siempre han tenido que buscarse la vida, pero el problema es que ahora parece que primero se tienen que buscar a ellos mismos en las calles, dejándose conducir como borregos y manipularse como marionetas, antes de levantar su verdadera voz.