Francisco Marhuenda
Negligencia de los Mossos
Lo sucedido fue tan evidente que no sería necesaria ninguna aclaración adicional. El ministro de Hacienda y la presidenta del PP en Cataluña sufrieron una agresión intolerable cuando su coche fue golpeado violentamente por un grupo de independentistas. Los Mossos fueron incapaces de impedir el ataque. Es inexplicable. Lo normal sería la apertura de un expediente y que el consejero de Gobernación pidiera disculpas. En cambio, ha sucedido todo lo contrario. El consejero de Interior, Ramón Espadaler, cuyos conocimientos en esta materia son similares a los míos en física nuclear, ha optado por culpar al equipo de seguridad de Montoro. Por cierto, tanto el ministro como sus escoltas pueden estar satisfechos porque no los han detenido por alterar el orden público. En cualquier momento pueden pedir que Alicia Sánchez-Camacho tenga que declarar en la comisaría de los Mossos por mostrar una actitud poco patriótica. Al final, los cincuenta energúmenos pueden recibir la Creu de Sant Jordi por su heroísmo en defensa de la patria catalana frente al pérfido invasor español. Es el mundo al revés. Lo sucedido no representa lo que pensamos la inmensa mayoría de los catalanes, pero muestra la falta de libertad con que los partidos constitucionalistas tienen que actuar en Cataluña. Los políticos y los periodistas tendrían que haber hecho una condena unánime e inequívoca, pero en cambio se pudo escuchar la ignominia de minimizar lo sucedido e incluso de culpar a los dirigentes del PP. No puede ser que los matones impidan el ejercicio de un derecho y que la libertad se vea sustituida por la crispación y la división. El problema es que no es un suceso aislado.
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