Papeles de Panamá
¡No es la comunicación!
La comunicación es la «pata coja» de esa gran familia que es la política. Apelar a los errores de comunicación es un cuento repetido que te da un perfil grotesco de quien lo utiliza como excusa. Ni la comunicación hace milagros ni puede convertirse en el chivo expiatorio de los errores. La comunicación no da lo que el político no tiene, en esto Salamanca tampoco presta. Se puede disimular pero con el tiempo se ve el cartón. El problema no es de comunicación el problema suele ser de decisión. A lo más que se puede llegar es a mitigar o a jugar al despiste pero para eso hay que tirar de los manuales de propaganda que se suelen mover por los caminos del «ytumasismo», el silencio o el «de donde vienes manzanas traigo». Echando un vistazo a «la saga Soria» podemos ir construyendo el manual. El ministro de Industria se tuvo que ir después de ser incapaz de explicar sus propiedades y sus vínculos con empresas en escenarios de fiscalidad cariñosa. No sé si mintió, si sabía lo que tenía, si se le fue el santo al cielo o si nos quiso vender «burra vieja». Primer error: negar la evidencia, segundo: confundir eso de «dar la cara», salir a los medios, con tener algo que contar. Se demostró que lo que narraba no coincidía con la realidad intachable de algunos registros mercantiles. Así llegamos a la tercera excusa: fue un problema de comunicación, «no supo explicar». ¡No!, no fue un error de comunicación fue un error de decisión salió de manera precipitada y y sin los datos ciertos sobre sus empresas. Por eso la primera parte de la película terminó con la dimisión tras conversación y sin previsión de rodar segunda parte. Olvidado el personaje, la sorpresa de la secuela ha sido mayor y ha cumplido con todos los tópicos de las segundas partes. «Soria, el retorno» ha estado 90 horas en cartel y en el Gobierno y en el PP han quemado ya todas las copias porque cuando desaparece el protagonista se pasa del olvido al silencio en un instante. Han sido tres días sin rebelión pero con «cabreos» sonoros. De nuevo el error no está en la comunicación, la excusa se armó con un laberinto de «concurso administrativo» que era un «cuento chino» relatado desde Hangzhou. Tres días de desgaste político por la inoportunidad de una decisión que ha actuado como cebador contra el PP tras la investidura fallida. Pues todavía hay quien cree que mezclando «Panamá», «ex Ministro» y «puestazo» no se lía parda. Se lía, ¡claro que se lía!, y aquí tampoco fue la comunicación... fue la decisión.
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