Política

Manuel Coma

Obama necesita ofrecer un éxito

Obama necesita ofrecer un éxito
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Mejora nada que un mal acuerdo. La frase es de Kerry, que voló a Ginebra el viernes para recoger las mieles del triunfo, sólo para encontrarse con que las abejas diplomáticas no habían podido poner fin a su labor. Por un lado, sería excepcional que lo que ni por asomo se consiguió en diez años de negociaciones, rupturas, bravatas y sanciones se pudiera conseguir en la segunda sesión. Por otro, Irán y EE UU tienen prisa y de lo que era un acuerdo preliminar, con seis meses de duración, para ir abriendo boca, satisfacer las necesidades de urgencia y alimentar las expectativas de algo más definitivo. Rohani tiene prisa para que le levanten las sanciones, que les están haciendo pupa, aunque la corrupción, una mala política económica y la tajada de los Guardias Revolucionarios en la economía también tienen mucho que ver con la mala situación interior. Que el nuevo presidente haya revelado sus prioridades debilita su posición, pero también le da un cariz de sinceridad que necesitaba tanto a efectos internos, para fraguar su imagen de reformista y atraer el voto de los desafectos, como de cara a las potencias que se proponen impedir la nuclearización militar del régimen. Su gente volvió a propulsar las prematuras expectativas, lo que no deja de ser un medio de presión sobre sus interlocutores. Respecto a sus apremios internos y estrategias, sólo podemos hacer conjeturas, pero ha trazado desde el inicio su «línea roja»: el derecho a enriquecer uranio, algo que todos los que recelan creen que sólo debe figurar en el status final, del que se está muy lejos y sobre lo que temen que Washington pueda hacer peligrosas concesiones a cambio de casi nada.

También Obama tiene prisa y la disimula mal. Primero creía que con sus avanzadas ideas, su magnética personalidad y su oferta de cariño iba a convencer a los ayatolás de que lo mejor era renunciar a las armas prohibidas. Defraudado por Ahmadineyad, cree haber encontrado al interlocutor adecuado cuando más lo necesita. Las cosas en el interior le van mal y su popularidad sigue cayendo. Quiere deshacerse cuanto antes de problema iraní, y ofrecer algún éxito a su opinión, al menos con una apariencia que pueda durar hasta las elecciones del medio mandato.