Julián Redondo
Paga y vete
Anuncian los meteorólogos que esta temporada «El Niño» va a dar mucha guerra. Han comprobado que la temperatura del Pacífico ha subido tres grados y auguran catástrofes naturales como para tomar precauciones, sobre todo los más desfavorecidos, y echarse a temblar. Y que no nos engañe el «Veranillo de San Martín» con este sol radiante; pronostican que este otoño va a llover de lo lindo. Previsiones que apuntan a infalibles, como son muchos de los consejos que dan los jueces a quienes han infringido la Ley, antes de entrar en harina de tribunales.
Partiendo de la presunción de inocencia, algunos culpables se empeñan en demostrar que los atropellan y terminan escaldados, léase, Karim Benzema. Este otro niño grande, singular «enfant terrible» que tiene cara de buena persona, se ha metido en un laberinto del que le costaría muy poco salir si reconociera su parte de culpa en el intento de extorsión que ha sufrido su amigo Mathieu Valbuena. Un juez alejado de los postulados del abogado defensor, en este caso un espectador de la cada día más generosa trifulca, le aconsejaría esta declaración: «Señoría, reconozco los hechos, soy cómplice –debería añadir «y estúpido e insensato colaborador»–, así que imponga usted la multa correspondiente y le garantizo que esto no volverá a ocurrir». Con la cuenta corriente que tiene Karim, sería de una memez interestelar volver a tropezar en la misma piedra.
Las conversaciones reveladas acoplan a Benzema al grupo de chantajistas. Mal asunto. Es lícito, y humano, que proclame su inocencia; pero si desconoce la cantidad de material inculpatorio que maneja la acusación, a tenor de lo exhibido y para enterrar el escándalo, la fórmula del paga (la sanción que imponga el juez) y vete no parece tan mala elección.
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