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Pedrell, Albéniz y Granados

La Razón
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Tres músicos catalanes universales; Pedrell (Tortosa 1841), Albéniz (Camprodón 1860) y Granados (Lleida 1867); son los creadores del hispanismo musical. Wagnerianos, investigadores de nuestro pasado, recuperadores de nuestros cancioneros populares, progresistas en sus métodos y descubrimientos, consiguieron que la música española fuese precursora en Europa, modernizándose a través de su propia tradición.

Pedrell es el revitalizador, regenerador, propulsor de la idea pintoresca y convencional de la música popular española, difundida profusamente por toda Europa y que influyó en músicos extranjeros que usaron el hispanismo como inspiración (Glinka, Liszt); durante el Romanticismo francés el exotismo español prendió por la llama encendida por Pedrell, y fue fundamental tanto en el campo literario, con Chateaubriand, Gautier, Victor Hugo, Merimé, Balzac, y en el musical francés por los tópicos hispanos que tomaron Bizet, Lalo, Chabrier y, más tarde con Debussy, Ravel, Laparra y Collet. Pedrell luchó firmemente contra las llamadas «españoladas» de las «castañuelas», y quiso darle a la música española un lugar preeminente en el mundo occidental.

Autor del «Hispaniae Schola Musica Sacra» (entre 1894 y 1897), vasta y extensa obra hecha para dar a conocer la música española. Entre 1919 y 1922 publicó su obra capital, protagonizada una vez más por un catalán, «El Cancionero musical popular español». Pedrell marcó el renacimiento musical hispano que prosiguieron los maestros Enric Morera, Enrique Granados, Lluís Millet, Antonio Massana e Isaac Albéniz. Albéniz y Granados fueron los dos pilares musicales de la Generación del 98, admiradores de la figura del maestro de Tortosa, se rebelaron contra el mediocre ambiente musical y radicados en Francia, se inspiraron en las tradiciones, el paisaje, la vida y las costumbres españolas para elaborar sus composiciones. Enric Granados, hijo de militar español, fue el autor de obras comprometidas con el sentimiento hispánico, siendo él profundamente catalán; brillan con luz propia «Las Danzas Españolas» y por encima de todo, «Las Goyescas», inspiradas en el pintor Francisco de Goya, al que consideraba el genio más representativo de España. El escritor y compositor gerundense Isaac Albéniz es otro gran referente para los que defendemos la catalanidad como una relación de hermanamiento sincero con las otras regiones hispanas; como ejemplo, sus palabras en París en octubre de 1907 dirigidas a los maestros Turina y Falla: «No escribáis música a lo alemán o a lo francés. Hay que hacer música española, con acento universal, es decir, para que pueda ser oída y entendida en todo el orbe musical». Albéniz, entusiasta de la cultura andaluza, nunca renegando de su catalanidad, entendía que los lazos de unión entre las diferentes culturas hispanas nos fortalecían como pueblo, ya que tuvo la suerte de viajar y residir en muchas comarcas diferentes de España desde su infancia. Su pieza maestra, «Iberia», obra polifónica de raíces del sur de España es una de las más grandes obras pianísticas del siglo XX y la máxima aportación española al repertorio pianístico universal y ejemplo de la catalanidad hispánica.