Copa del Rey
Pitos en el estadio
Es un hecho que los gobiernos de Europa se van polarizando, en la medida en que los viejos partidos políticos se resisten a la renovación: viejas estructuras/viejos candidatos. Pero no es menos cierto que las encuestas en España están dando un giro hacia un Gobierno de derechas: el PP aumenta en intención de voto y Ciudadanos mantiene su representación. Las razones de estos datos hay que buscarlas en los resultados del 20 de diciembre: unos números imposibles en los que la única opción de gobierno mayoritario estaba en la izquierda con la abstención de los nacionalistas. Imposible.
Los españoles que votamos entonces hemos visto unas cuantas cosas y, tengo la impresión, de que queremos marcharnos de vacaciones teniendo el patio un poco más arreglado. Más arreglado –digo– dentro del panorama que hay. Pues bien, entre las cosas que hemos visto, al margen del postureo infame de nuestros políticos, está la final de la Copa del Rey de ayer. Alguien pensará que da lo mismo. Que el fútbol es así. Y no es verdad. No tenemos por qué asistir cada año a este espectáculo lamentable. Algunos pensaran aún que la culpa es de Concha Dancausa, porque –como es tradición en España– los que buscan soluciones son señalados por jueces y, por supuesto, por los políticos de turno. Pero da igual. Mientras la Federación Española de Fútbol y el Secretario de Estado para el Deporte sigan mirando hacia otro lado, no habrá nada que hacer ni se podrá normalizar la vida pública. Pero no tiren la toalla. Se puede.
Recuerdo cuando en el País Vasco algunos decían que el terrorismo no tendría jamás solución. Pues bien, vino un Gobierno que se hizo fuerte en su lucha contra el ETA y aquello se acabó. Porque el fin del terrorismo no lo marcó la estrategia de sus pistoleros ni tampoco los políticos de turno. Fue la acción de autoridad de un Ejecutivo y, por supuesto, la cooperación con Francia lo que puso fin a décadas de terror. Pues bien, de la misma forma, los pitidos de ayer sólo se arreglarán cuando se tomen medidas. Y para eso hace falta algo más que un Ejecutivo en funciones. No podemos estar con un Gobierno que dice una cosa y sus dirigentes en Cataluña, otra. Necesitamos urgentemente que ejerza sus funciones. Por eso los resultados electorales serán distintos. Lo veremos.
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