Pactos electorales
Podemos pactar
Termina la cuenta atrás y las conversaciones para formar gobiernos en el escenario más fragmentado que hemos conocido en nuestra democracia se aceleran. Y todos nos jugamos mucho.
Y, entre todos, si alguien tiene una responsabilidad histórica es el PSOE. No hace muchos meses, un icono del socialismo español sentenció de manera sumaria: «La dirección del PSOE tendrá que elegir entre salvar España o salvar al PSOE». Yo no comparto estas palabras, porque precisamente la obligación de los dirigentes socialistas es salvar a España y al PSOE. Una España sin PSOE sería un país políticamente dañado.
Para alcanzar una política de pactos, hay que tener claras dos cosas: cuál es el objetivo y quién es tu posible socio. Muchos hacen suma aritmética con las fuerzas de la izquierda, como ha sido la tradición socialista desde 1979. Pero hay varias diferencias sustanciales entre la situación que se generó después de aquellas elecciones municipales y la actual.
Sería un error pensar que se puede alcanzar un acuerdo con Podemos para toda España, como ocurrió en los acuerdos con el PCE en 1979. En primer lugar, porque no es un partido homogéneo, esto es una diferencia importante con el antiguo Partido Comunista. No es homogéneo ni en sus bases, ni en sus propuestas, que varían según el territorio. En segundo lugar, porque ni su líder, Pablo Iglesias, puede pactar en nombre de todos sus militantes, ni asegurar que se cumplirán sus términos de acuerdo en toda España. En tercer lugar, porque lo único que une desde el primero hasta el último dirigente de Podemos es su afán de acabar con el PSOE.
Por eso, lo primero que debería analizar el PSOE es para qué quiere el Gobierno Podemos. Cuando algunos miembros del equipo de Manuela Carmena hablan en privado de sus planes para la capital, saltan todas las alarmas. Propuestas como expulsar a la Guardia Civil de la almendra central de Madrid, disolver el cuerpo de antidisturbios de la Policía Municipal o cambiar el nombre de la plaza de Carlos V, porque era un «fascista».
Sinceramente, nadie puede asegurar con certeza cuál será el balance para dentro de cuatro años de los gobiernos de Podemos o con Podemos, pero tengo la sospecha de que sin un proyecto sólido detrás y sin experiencia alguna, el resultado podría ser una vuelta del PP a las instituciones para mucho tiempo.
Los socialistas somos la alternativa al PP, Podemos es la alternativa al PSOE, pero la alternativa a Podemos es el PP. No es un juego de palabras, es el problema que deben resolver los líderes del PSOE. Quizás haya quien esté pensando que los ciudadanos podrían elegir a una izquierda sensata después de comprobar que el nuevo comunismo no supera las expectativas que muchos han puesto en ellos. Pero se equivocan, ante un fracaso de la izquierda, la sociedad volverá a preferir a la derecha.
Por eso no tiene sentido el falso dilema de salvar España o al PSOE. En el Ayuntamiento de Madrid hace falta cordura, la articulación de un proyecto político serio y la experiencia de los socialistas. Salvar a Madrid, en este caso, es también salvar el proyecto socialista. No se salva Madrid apoyando a Aguirre, pero tampoco dando un cheque en blanco a Carmena y desentendiéndose de lo que ocurra después.
Es difícil pactar con quien quiere tu desaparición, pero tampoco se pueden defraudar las normales expectativas de cambio en un sistema democrático. Lo único que sí parece evidente es que hay una dificultad objetiva para que los señores Sánchez e Iglesias alcancen un pacto general. Porque, en buena medida, su juego es de suma cero, en el que uno gana lo que el otro pierde.
Se compartan o no nuestras posiciones, el PSOE sí tiene el mismo proyecto para toda España, nosotros somos predecibles. Por eso, el PSOE debe ser la parte principal de la negociación, y debe decidir en dónde pacta y dónde no. De lo contrario, lo decidirá quién quiere acabar con el Partido Socialista.
Alguno puede tener la tentación de resolver la situación como si fuesen matemáticas, con una figura combinatoria, las variaciones sin repetición de tres elementos tomados de tres en tres o de dos en dos. Pero esto no son matemáticas y tampoco es un juego, estamos debatiendo sobre el futuro del PSOE y, por tanto, de España.
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