Cástor Díaz Barrado

Por primera vez

La Razón
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Ya era hora. La política exterior española ha introducido, por fin, la cuestión de Gibraltar en las Cumbres iberoamericanas. De este modo, la situación colonial que vive Gibraltar por la ocupación militar británica forma parte, junto a la ocupación también ilegal de las Malvinas y el condenable embargo de los Estados Unidos sobre Cuba, de la realidad iberoamericana. Gibraltar ya no es sólo un conflicto español sino algo que inquieta y preocupa al conjunto de los estados iberoamericanos. Gibraltar es un problema iberoamericano que debe encontrar una pronta y justa solución. Todos los países de Iberoamérica comienzan a sentir como suya esta cuestión y el comportamiento de Reino Unido atenta contra el conjunto de los iberoamericanos. Con ello, se reafirma la situación colonial de Gibraltar en la que el pueblo español no ha podido ejercer, todavía, el pleno ejercicio de su derecho a la autodeterminación en esta parte de su territorio. La población «trasplantada» que habita en el territorio español de Gibraltar sólo se mantiene por un supuesto de ocupación militar y ello es contrario al ordenamiento jurídico internacional. La Cumbre de Cartagena ha abierto un nuevo camino que debe culminar, necesariamente, en la recuperación del territorio gibraltareño por parte de España. De nuevo, la política exterior británica se encuentra con otro tropiezo y todo apunta al declive de las posiciones de Reino Unido al ocupar territorios, de forma ilegal e ilegítima. Lo que no es tan acertado es que España haya incluido en la declaración sobre Gibraltar una posición coyuntural como es la soberanía conjunta. Lo prioritario es que la comunidad iberoamericana conciba, sin fisuras, que Gibraltar está en una situación colonial y que hace falta descolonizar. Cumbre tras Cumbre, los países de Iberoamérica deben afirmar la soberanía de España sobre Gibraltar y la búsqueda de una solución pacífica a este conflicto. La negociación es un buen medio para la solución pero, para ello, es preciso que Reino Unido quiera negociar de buena fe. España, el estado más antiguo del mundo, es el único en Europa que todavía no ha podido ejercer plenamente su derecho a la libre determinación. En Gibraltar ya ondea, también, la bandera de Iberoamérica.