César Vidal
Rusia es culpable
En 1941, el Cuñadísimo Ramón Serrano Suñer apoyó el envío de tropas españolas al frente del Este pronunciando un famoso «¡Rusia es culpable!». El discurso de Serrano Suñer achacaba a Rusia nada menos que episodios trágicos como el estallido de la guerra civil española o el fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera. Ciertamente, la Unión Soviética ayudó de manera extraordinaria al gobierno del Frente Popular y estuvo a muy poco de implantar una dictadura comunista en España. A pesar de la gravedad de estos actos, no hay que ser un genio para saber que se llegó a la guerra civil española como consecuencia directa no de la intervención soviética –o alemana o italiana–, sino por los pecados de los habitantes de la vieja piel de toro. Es verdad que Hitler, Mussolini y Stalin acudieron luego para ayudar a los españoles a matarse a mansalva, pero fueron éstos los que empedraron el camino de la sangrienta tragedia. Lo he recordado todo estos días al contemplar que existe una línea mediática empeñada en culpar de los últimos acontecimientos en Cataluña a Rusia. Tengo serias dudas de que a Rusia –a diferencia de a EE UU o Francia– le importe un pepino Cataluña, pero supongamos que sí, que los hackers rusos respaldaban las mentiras del nacionalismo catalán y que incluso han sumado a Venezuela a ese perverso quilombo propagandístico. Con todo y con eso, Pujol no corrompió la política durante un cuarto de siglo porque fuera agente del KGB. Maragall y el bachiller Montilla no asumieron los presupuestos del nacionalismo catalán porque estuvieran a sueldo de Moscú. De Guindos no ha aparecido en TV3 informando de que el gobierno estaba dispuesto a llegar a un acuerdo fiscal con el gobierno catalán porque reciba órdenes del Kremlin. Puigdemont, Junqueras, Forcadell y tantos otros no han perpetrado un dilatado golpe de estado porque sean marionetas al servicio de la geoestrategia de Putin. Las oligarquías catalanas no siguen pensando en nuevas maneras de expoliar al resto de España porque así le satisfaga al representante ruso en la ONU. No nos engañemos. A todo esto hemos llegado por la conducta desleal cuando no abiertamente criminal del nacionalismo catalán y porque ese comportamiento infame durante décadas ha sido tolerado por sucesivos gobiernos centrales. ¿Rusia culpable? ¡Por amor de Dios! La culpa es nacional y no extranjera.
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