Partidos Políticos

Sánchez buscó el ataque a Rajoy y acabó en el reproche a Iglesias

La Razón
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Llegó acompañado de su mujer y su hermano. El único que lo hizo con su familia. Vestido presidencial. Traje azul, corbata roja alejada del rojo sangre, granate más bien. Saludó a los trabajadores de RTVE situados ante el Palacio de Congresos. Era la primera foto de la noche izando la bandera de la izquierda. Se la disputó a Pablo Iglesias desde el minuto uno y buscó el cuerpo a cuerpo con Rajoy, y su mirada. Siempre le hablaba de tú a tú, la situación en el plató le beneficiaba en este aspecto. A Pablo Iglesias sólo se refirió en un par de ocasiones. Sólo para recordarle su pinza con el PP. «No hay cambio por tu culpa, Pablo», afirmó. Sánchez salió dispuesto a entusiasmar a ese millón y medio de votos de izquierdas, según las encuestas, que no quieren votar a Pablo Iglesias, pero que no se sienten entusiasmados por el PSOE. Quiso dar la imagen de un socialdemócrata nada dispuesto a darse por vencido. Ante Iglesias y ante Rajoy.

«Tú, Pablo, con Rajoy habéis hecho imposible el cambio». Sánchez atizó con la pinza hasta que Pablo saltó. Habían pasado 50 minutos. «No soy el adversario», dijo. «Me gustaría que me la tendiera pero que primero suelte la mano de Rajoy», contestó en un claro guiño a ese votante reacio. En este punto, Rajoy también se revolvió. Sus dos oponentes le convertían en el blanco de sus críticas. Sánchez había conseguido su particular objetivo. Dejar de ser árbitro y entrar en el partido. Una vez fogueado, fuego graneado y cuerpo a cuerpo con Iglesias. «Que los españoles no tropiecen en la misma piedra», si quieren el cambio. El intercambio de golpes se agudizó hasta el final del debate. Con referéndum catalán incluido. Sánchez no planteó un mal debate. Salió airoso y con fuerza para intentar lo que parece imposible.