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Satisfaction

La Razón
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Los Rolling Stones, en una de las canciones de mayor éxito de la historia (I Can’t Get No) Satisfaction, nos dicen «no consigo satisfacción, no consigo satisfacción, a pesar de que lo intento, lo intento y lo intento pero no puedo conseguirlo, no puedo conseguirlo». En España está ocurriendo algo parecido a lo que nos canta Mick Jagger: algunos políticos no consiguen satisfacción con nada, no quieren ver la botella medio llena, aunque hace muy poco tiempo todos vimos que estaba vacía. Parece que les duele que España se esté recuperando y que estemos saliendo de la quiebra en la que nos dejaron; les molesta hasta la metáfora muy descriptiva de lo que ha ocurrido, que se puede ver en el vídeo del Partido Popular «de la crisis a la recuperación». Para completar la descripción, y sin ánimo de molestar, si en ese vídeo del hospital salieran los que no consiguen satisfacción seguirían manipulando, diciendo: sí, le han salvado la vida, cuando entró en urgencias su estado era crítico, pero sigue teniendo otros problemas, el colesterol alto, dermatitis atópica... Sin esa intervención quirúrgica y la posterior rehabilitación, el colesterol alto, la dermatitis y cualquier otra enfermedad de la paciente ya no existirían, porque esa persona no viviría. En política dicen algo parecido: vale, Rajoy se ha ocupado de la economía, que está mucho mejor, pero siguen sin arreglarse otras cosas, sigue habiendo problemas todavía sin solucionar. Si no se hubiesen tomado las medidas para salir de la crisis, la situación de España hoy sería ruinosa y la gravedad de esos otros problemas todavía pendientes, y que ahora se podrán abordar, se habrían multiplicado y empeorado. Si la economía no hubiera mejorado, los servicios más sociales, la sanidad, las pensiones, las prestaciones a los parados, la educación... no se podrían prestar.

«Lo intentan, lo intentan y lo intentan, pero no pueden conseguirlo». En los días previos a nuestra fiesta nacional, los informativos nos «alarmaban» contándonos que desde Podemos decían que la Casa Real no había invitado a la recepción del 12 de octubre a Pablo Iglesias; no encontraban la invitación, que sí se había hecho. Qué tranquilos nos quedamos todos sabiendo que el señor Iglesias sí estaba invitado, qué descanso después de la preocupación y el nerviosismo que teníamos todos los españoles. Pues no se consiguió satisfacción porque al final no fue a la recepción el líder de Podemos. Si no quería ir ¿por qué las quejas a los medios de comunicación diciéndoles que no se le había invitado? La invitación era necesaria para asistir, para no ir no hacía falta, salvo que el objetivo fuera escenificar que rechazaba la invitación, como así ocurrió. (I Can’t Get No) Satisfaction.

Muchos socialistas con el fichaje de Irene Lozano para ir

de número cuatro en su lista por Madrid en las próximas elecciones generales también dicen «no consigo satisfacción, y lo intento, pero no puedo conseguirlo». Parece más satisfecha la señora Lozano, cuando explica que su fichaje para tareas de regeneración demuestra que el proyecto de cambio del señor Sánchez es real. ¡Qué modesta! Algunos dirigentes socialistas insatisfechos y enfadados por la decisión «digital» del señor Sánchez –ay, cuánto las criticaba– exigen que la señora Lozano les pida perdón por las «lindezas» que ha dedicado al PSOE, acusándoles de corruptos, denunciando que sus ideales europeos eran una mezcla de Suiza y Sicilia y unas cuantas más. No se dan cuenta de que es una tradición. Algo similar ya se ha vivido en el Partido Socialista con otro fichaje que fue «galáctico», este es más un fichaje de invierno. En la lista de Madrid para las elecciones generales de 1993, Felipe González fichó como número dos a Baltasar Garzón. Por tanto, los deseos de regeneración y lucha contra la corrupción aparentaban ser mayores que ahora si nos atenemos al número en el que se colocó al fichaje estelar, inmediatamente detrás del presidente González, y por delante de Javier Solana, entre otros.

Antes de su fichaje por el PSOE, el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, además de haber tenido a su cargo la investigación de numerosas causas contra el narcotráfico –como la operación Nécora– y contra el terrorismo, había hecho algo más que llamar corruptos a algunos dirigentes socialistas por determinadas actuaciones que ocurrieron con el gobierno del presidente González. Amedo y Domínguez ya habían sido condenados en 1989, en el procedimiento seguido por el juez Garzón, y había reabierto el caso Marey en 1993. Fueron el inicio de las investigaciones de los GAL, que terminaron con la condena del ministro Barrionuevo y otros altos cargos socialistas. No sintieron satisfacción con su fichaje bastantes dirigentes socialistas, ni finalmente tampoco Baltasar Garzón. Cuando se fue manifestó que la razón para dimitir era «la actitud pasiva del presidente González contra la corrupción». O sea, que su fichaje, a pesar de las apariencias, no había sido para trabajar en la regeneración y luchar contra la corrupción. No consiguió satisfacción.

Octubre de 2015 Regreso al Futuro.