Francisco Marhuenda
Sus Majestades el Rey y la Reina
Cuando Alfonso XIII abdicó en favor de Don Juan, el entonces Príncipe de Asturias decidió no utilizar el título de Rey de España a la espera de regresar a España y jurar ante las Cortes. Por ello, eligió el tratamiento de Conde de Barcelona que era uno de los títulos más importantes a los que tenía derecho como legítimo Rey de España. Fue una fórmula brillante para mostrar que no era un pretendiente. Don Juan fue un hombre excepcional y, ante todo, un gran patriota que, con sus errores y aciertos, antepuso siempre los intereses de España a los suyos propios. Fue una vida construida a base de enormes sacrificios y de una generosidad como la que ha mostrado su hijo al abdicar. Don Juan Carlos quiso y admiró profundamente a su padre, que asumió que nunca podría ser Rey. No fue una decisión fácil para ambos y nunca ha escondido que hubo unos meses difíciles hasta que un abrazo les volvió a unir en el objetivo común de la restauración de la democracia. El Rey tuvo siempre en sus padres a sus más leales y abnegados consejeros. Era comprensible que tuviera con ellos los gestos propios de un hijo agradecido por unas vidas llenas de sacrificios. Por ello, la autorización para el uso vitalicio del título de Condes de Barcelona les situaba en la posición que les correspondía hasta el fin de sus días. Otro gesto fue reinar como Juan Carlos I y decidir que su padre fuera Juan III. No hubiera tenido ningún sentido que Don Juan Carlos no siguiera recibiendo el tratamiento de Rey una vez completado el generoso acto de la abdicación. España es una de las grandes naciones del mundo y es lógico que reconozca la impecable labor de una de sus figuras históricas más importantes. Don Juan Carlos hubiera querido ser Rey sucediendo con normalidad a su padre, pero no fue posible. Ahora se abre una nueva etapa en la que podrá disfrutar de un merecido descanso y Don Felipe seguirá contando con su apoyo. No encontrará un mejor consejero en la nueva y difícil etapa que comienza como Rey de España. Es cierto que ese tiempo nuevo con un Jefe del Estado más joven implicará formas distintas, a pesar de la lógica continuidad, pero también la experiencia de Don Juan Carlos le puede resultar muy útil. Han sido cuarenta años recorriendo España y el mundo. El Príncipe de Asturias tiene la edad y la experiencia perfectas para el cargo que asume. Es una persona seria y responsable, que es muy consciente de su deber. Es cordial en el trato, detallista y abnegado, como ha demostrado desde que asumió la condición de heredero. Y su empatía es una baza muy importante para ejercer como Rey.
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