Alfonso Ussía
Tres perlitas
Tres perlitas. La perlita militar, la perlita republicana y la perlita de la amistad. La militar es fruto de la inteligente recomendación del alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, que ha propuesto que en el futuro, la Academia Militar no sea militarista. Para el alcalde que usa del dinero público para aplicarse la gomina capilar cada mañana, el Ejército tendría que ocuparse de afrontar problemas contra la corrupción, la falta de transparencia, la violencia de género y el «mobbing laboral». Se le ha olvidado la inspección y regulación de los quesos de leche de oveja, la vigilancia del cumplimiento de las ofertas publicitarias de las ópticas, y el análisis pormenorizado de la influencia en el colesterol femenino de los huevos de codorniz. Aplicando semejante fórmula, se prohibirán en las facultades de Medicina las clases de Cirugía, en las estaciones de servicio de carretera repostar gasolina y en los campeonatos de piraguas en el Ebro, competir con piraguas. Ya era hora de que algún representante de la alta política municipal denunciara públicamente la indignante obsesión de los militares de proporcionar a los alféreces y cadetes de la Academia General Militar de Zaragoza una formación militarista. Su segundo plan, que la Virgen del Pilar abandone su basílica para ocuparse de los refugiados, lo tiene a punto pero a falta «de corregir los últimos flecos». Un alcalde moderno.
La perlita republicana. Jorge Verstrynge, juzgado por agredir a un policía durante una manifestación, ha reconocido que no se le juzga por tan incívico proceder, sino por su condición de republicano. Se llevó a las puertas de los Juzgados a un grupo de amiguetes –Monedero incluido–, con unas pancartitas en las que se leía «Ser republicano no es delito». Por supuesto que no. Pegar a un agente del Orden Público, sí es delito, y Verstrynge, con su larga carrera política lo tendría que saber. El que fuera neonazi, mano derecha de Fraga en AP, dirigente del PP, militante del PSOE y de Izquierda Unida y hoy simpatizante de Podemos, está obligado a saber que en España no es delito ser republicano. En la Segunda República sí era delito ser monárquico, y encarcelaban y fusilaban a los «delincuentes», pero pelillos a la mar. Verstrynge, que también estuvo a punto de fundar un partido de centro financiado por Mario Conde, sabe muy bien que en España nadie delinque por ideas y opiniones. Casi no es delito ser terrorista. Pero empujar, golpear, lesionar e insultar a un policía, está feo. Y no se preocupe. Será absuelto porque la Justicia en España está saturada de fiscales y jueces simpatizantes del perroflautismo. Y Verstrynge, hoy por hoy, es un perroflauta duchado, pero perroflauta al fin y al cabo.
Y la perlita de la amistad. Me ha emocionado el relato de Jesús Sepúlveda, ex alcalde de Pozuelo del PP y ex marido de la ministra Ana Mato. Los jueces, fiscal, abogados y público que presenciaron su declaración como acusado en el «Caso Gürtel» no pudieron reprimir sus lágrimas. Un canto a la amistad. A Sepulveda se le había antojado un Jaguar. Acudía al concesionario para disfrutarlo en su escaparate, cuando se encontró con su amigo Correa. –Voy a ver el Jaguar que se me ha antojado-; -te acompaño, Jesús, y si de verdad lo deseas con tanta fuerza, yo te lo compro. Me viene bien comprártelo para desgravarme el IVA». No se habían citado. Se encontraron en la calle. Y se produjo el milagro de la amistad. Uno se encuentra a un amigo como Correa, y en lugar de invitarte a compartir un ameno aperitivo, te regala un Jaguar. A mí, personalmente, me parece normalísimo. No habitual, porque pasear por Pozuelo y coincidir con Correa no es sencillo. Pero si suena la flauta, la reacción lógica y natural de un buen amigo es que te regale un Jaguar. No entiendo el escándalo de la gente. Pura envidia. Por el Jaguar y por el amigo.
Tres perlitas de tres ejemplares políticos de nuestra España actual.
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