Francisco Marhuenda
Unidad frente a ruptura
Rajoy y Rubalcaba acertaron al asumir la respuesta a un desafío independentista que busca romper España. Fue un ejercicio de responsabilidad y coherencia frente a un problema que han creado artificialmente Mas y Junqueras con unas posiciones maximalistas que no tienen ningún sentido en la Europa del siglo XXI. Como catalán siempre me ha molestado que los nacionalistas se apropien de la representación de la comunidad en la que tuve la suerte de nacer. Me duele que repartan los carnés de buenos y malos catalanes, porque los que no abrazamos esa «verdad revelada» somos situados en la segunda categoría.
En muchas ocasiones he dicho o escrito que ser catalán es mi forma de ser español y me parece inaceptable que se busque dividir la sociedad catalana con mensajes victimistas que pretenden justificar la ruptura. El Congreso resolvió con claridad que no permitirá que se vulnere la legalidad. Rajoy insistió en que el diálogo, como siempre lo ha sido, es posible, pero que nunca aceptará un referéndum que busca romper España. El proceso emprendido por los independentistas de ERC y CiU ha roto en pedazos la convivencia. La división se ha extendido a las familias y entre los amigos hasta extremos preocupantes. Ha sido algo innecesario y caprichoso. Han aprovechado una crisis, como ya sucedió en el pasado, pensando que España estaba débil.
Los políticos deberían estar para resolver problemas, pero Mas y Junqueras han optado por crearlos. Cataluña se ha podido desarrollar, como el resto de España, dentro de la Constitución. El grado de autonomía alcanzado era impensable a principios de los ochenta. Los que vivimos la Transición nunca imaginamos que España alcanzaría tan rápidamente la posición que nos correspondía en el contexto internacional y que la organización territorial se resolvería estableciendo un modelo que garantiza plenamente los hechos diferenciales.
Los diputados que defendieron la consulta quieren la independencia y la ruptura de España. Es bueno hablar con claridad. Es cierto que se deben mejorar los mecanismos de cooperación así como el modelo de financiación, pero otra cosa muy distinta es subvertir el ordenamiento constitucional. Los independentistas no quieren dialogar, sino imponer un escenario irreversible. Rajoy y Rubalcaba tienen que mantener esta unidad, porque es fundamental para parar el proceso de ruptura.
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