Cástor Díaz Barrado

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La Razón
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Todavía no está decidido pero es posible que Sebastián Piñera repita como presidente de Chile. Habrá que esperar al desenlace de la segunda vuelta, pero de confirmarse las previsones, Chile se sumaría a aquellos países de Latinoamérica que mantienen una posición distinta a la que primó en este espacio desde principios del siglo XXI. La línea marcada por Brasil y Argentina se reforzaría y quizá se producirían algunos cambios en los esquemas de integración en América Latina o, por lo menos, se reforzarían algunas de las tendencias que vienen consolidándose en los últimos tiempos. Lo que está claro es que las posiciones más de izquierdas en los esquemas de integración han tocado a su fin tal y como eran planteadas en el período que se inició con la llegada al poder de Hugo Chávez en Venezuela y que, desde luego, se consolidaron con la Argentina de Kirchner y con el Brasil de Lula. Pero el eventual cambio político en Chile tampoco se puede decir que suponga transformaciones de envergadura. La posición de Chile a los efectos de la integración ha sido siempre muy singular y no se vincula a criterios de carácter ideológicos y políticos, aunque éstos siempre ejerzan su influencia. No tenemos que olvidar que Chile está integrada en la Alianza del Pacífico que tiene un fuerte componente económico y comercial. Pero el posible cambio en la política de Chile se puede dejar sentir, también, en el futuro, tanto de la cooperación en América, en el seno de la OEA, como en el devenir de algunos de los esquemas de integración que tienen lugar en este continente. Tendremos que estar, por lo tanto, muy atentos. Todo cambio en América Latina de naturaleza política repercute en la integración y despliega algunos efectos en las relaciones en la región. Chile puede reforzar las posiciones en las que la integración se concibe en términos más económicos y comerciales. Pero habrá que esperar para valorar y si finalmente se produce el triunfo del ex presidente.