Rosetta Forner
Valiosos valores
La humanidad todavía tiene esperanza, vista la cantidad de jóvenes que se han reunido en la JMJ. Los valores son como los huesos al cuerpo humano: el sostén espiritual. Al nacer, los padres nos ceden los valores familiares, a la par que nos enseñan a amarnos, a dignificarnos y, con su cuidado, a valorarnos. Empero, esto no sucede siempre. En algunas familias, a los hijos les dan de comer, les llevan a la escuela, les visten... mientras que sus «huesos espirituales» están desnutridos. Una persona sin valores está abocada a pasarse la vida con la autoestima baja y con el sentido de sí misma distorsionado, hasta que decida ponerle remedio en terapia.
Los valores cristianos son una guía para sortear con éxito los avatares de la vida. Los diez mandamientos son una suerte de principios cuya asunción humana nos libra del mal, dotándonos de empatía para con nosotros y nuestros semejantes. Alguien con valores no deseará ni infligirá mal a nadie. La filosofía budista introduce el concepto de «karma», algo así como el «pago de las deudas», o «lo que haces a uno de tus semejantes, te lo haces a ti». Cuando escasean los valores espirituales, son los mundanos los que se asumen. Al ser huecos, carentes de nutrientes, el alma muere de inanición. Una persona con ese tipo de «hambre» puede llegar a matar. O ser alguien intolerante, enfadado con la vida, presa fácil de la frustración, egoísta, narcisista, en el «menos malo» de los casos.
El pasado 22 de julio, Miriam Díaz Aroca volvió con su proyecto «Elígete», que trata sobre el maltrato –hacia hombres y hacia mujeres–. En verdad, es a favor del mejor de los valores: el amor, el «curalotodo universal». Hubo comentarios de todo tipo. Algunos de ellos, muy hembristas, se me antojaron ausentes de empatía y llenos de rencor. Ni hembrismo ni machismo permiten que cundan los valores que sanan el alma. Valórate.
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