Julián Redondo
Viene una ola
Hay 41 bolsas de sangre en paradero desconocido. En 2006, formaban parte del alijo de 214 encontradas en sendos pisos de Alonso Cano y Caídos de la División Azul cuyo propietario es Eufemiano Fuentes. Estas calles y los inmuebles no alcanzan la notoriedad del Puente de Brooklyn o el paso de cebra de Abbey Road, pero con el discurrir de los días y a medida que estallen los escándalos, que estallarán, todo se andará.
La «operación Puerto» saltó a la fama en 2006 y hoy, siete años después, es una bomba de relojería. No se esperan más nombres de ciclistas de los que ya han salido. Pero viene una ola que ni siquiera los Hermanos Calatrava enmascararían con una letra más o menos cómica. El doctor Fuentes contaba entre su clientela con archiconocidos ciclistas, además de futbolistas, tenistas, atletas y boxeadores. Nunca lo ocultó; pero no ha revelado los nombres. Su prolija y documentada agenda es un poco menos críptica según avanza el juicio. Ha salido el fútbol con las siglas «Rsoc» adjudicadas a la Real Sociedad, teoría sazonada por el ex presidente Iñaki Badiola. Voces autorizadas anunciaban para la semana entrante el turno del atletismo. «Urco» vuelve a señalar a Marta Domínguez cuando las heridas de la «operación Galgo» apenas se han cerrado. Sin embargo, en este espectáculo de sospechas, indicios, acusaciones, testimonios... nada es lo que parece. Lo que antes era «Asti... azarán» de fútbol, ¿ahora es «Asti... llero» de traineras? Y así será hasta que la «operación Tsunami» arrase con todo y devuelva la credibilidad al deporte.
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