César Vidal
Yo soy anticomunista
Ha pasado prácticamente desapercibida en los medios una reunión de jóvenes comunistas de distintos países que tuvo lugar hace unas semanas. En ella se apuntó a la felizmente extinta Unión Soviética como al modelo político de futuro. Por añadidura y en tono amenazador, se anunció el decidido propósito de conseguir que la Unión Europea cree un nuevo tipo penal para castigar a aquellos que ataquen el comunismo –socialismo aplicado, lo denominan los muy cursis– o se atrevan a compararlo con el fascismo o el nazismo. Como tal y como están las cosas, puede acabar sucediendo cualquier cosa y además algunos amigos entrañables de la gente de Podemos se encontraban en esta reunión, antes de que sea ilegal, me apresuro a decir que yo soy anticomunista. Lo soy por diversas razones. Lo soy porque el comunismo creó el primer estado totalitario de la Historia antes que Mussolini o Hitler. Lo soy porque el comunismo exterminó al doble de seres humanos que el criminal nazismo. Lo soy porque el comunismo, más de década y media antes que Hitler, creó una red de campos de concentración donde murieron millones. Lo soy porque, antes también que los nazis, el comunismo, por orden directa de Tujachevsky, comenzó a exterminar en masa a poblaciones civiles valiéndose del gas. Lo soy porque, mucho antes de la creación de los Einsatzgruppen, ya utilizaba camionetas con gas para asesinar a enemigos del régimen. Lo soy porque, a diferencia de Hitler, sus víctimas principales fueron las gentes del propio país. Lo soy porque convirtió a centenares de millones de personas en esclavos que no tenían ni siquiera autorización para desplazarse por el territorio de su nación de origen. Lo soy porque no hubo derecho humano que no amenazara y quebrantara desde la posibilidad de crear y expresarse sin el yugo del estado a la propiedad privada, pasando por la capacidad para crear y expresarse sin trabas. Lo soy porque amo la libertad y ésta en cualquiera de sus manifestaciones ha sido siempre perseguida de manera despiadada por el comunismo. Lo soy porque ha sido un perpetuo generador de miseria para los pueblos que ha esclavizado, como sigue poniendo de manifiesto hoy en día Cuba o Corea del Norte. A decir verdad, el comunismo sólo ha funcionado mínimamente cuando ha dejado de serlo. Por éstas y cien millones de razones más –una por cada uno de los inocentes a los que arrancó la vida en el siglo XX– soy anticomunista. Dicho queda para cuando lo prohíban.
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