Cristina López Schlichting

Zapatero 2

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Hay que ser extraordinariamente frío y práctico para militar a los 37 años en las mismas filas que a los 17. Lo corriente es protestar de joven y ser después un adulto sereno, como Unamuno, o al revés, como Machado, girar hacia la crítica con la edad. Los padres de derechas tienen hijos de izquierdas, que luego vuelven al hogar, y los de izquierdas, hijos moderados que luego se desmelenan. Eduardo Madina nació en una casa bilbaína y socialista de toda la vida, se hizo del Partido Socialista de Euskadi a los 17 años y ahí sigue. Aunque estudió Historia, sus incursiones laborales fuera del aparato del partido se reducen a unas clases en la Universidad Carlos III. Ni la madurez ni el terrorismo de ETA, que le arrancó la pierna a los 26 años, lo han movido un ápice de la ortodoxia del PSOE ni de sus convicciones: federalismo, simpatía hacia los nacionalismos periféricos, intervencionismo económico y coqueteo con los antisistema. «El descontento de los 'indignados' es nuestro descontento», ha dicho. Desde luego, un hombre que sufre un atentado y aboga por negociar con la banda es, cuando menos, peculiar. Cuando se esperaba la sentencia del Constitucional sobre los batasunos, comentó: «No os preocupéis, el TC nos va a dar una alegría». Vaya si se la dio. Daniel Portero dijo que había traicionado a las víctimas y lo llamó «chusma política». Aunque Rubalcaba pone cara de asquito cuando habla de él y dice que no basta la imagen, que es necesario tener ideas, Eduardo Madina está recibiendo alientos de Felipe González, Carmen Chacón y José Luis Rodríguez Zapatero... y eso son muchos alientos, incluso para Alfredo. Madina escribía sobre Ángel Acebes, hace apenas seis años, en su blog «Molinos de Papel»: «Esa postura de cura franquista cargado de odio y rencor, esa predisposición al permanente vómito, tan característica de los demócratas de centro reformista (...) es como si de esa boca saliera un insoportable aliento sobrecargado, un penetrante olor a vinagre caducado que me revuelve en mi silla». Parece excesivo. Me dicen sus amigos que se ha moderado, que ha leído y conversado con gente madura. También me aseguran que está decidido a presentarse a unas primarias en el PSOE. Y que, aunque no llevase a Chacón de segunda, sí contaría con ella en el futuro. No sé, son demasiadas coincidencias: profesor universitario sin gran experiencia, populista, con «talante» y de ideas radicales. Y también con abuelo, en este caso... minero.