Roma
«Asumo el precioso trabajo de Benedicto»
Así se hizo la encíclica
Ya en la reunión que mantuvo con la Secretaría del Sínodo de los Obispos el pasado 13 de junio, adelantó la publicación de su primera encíclica. De la misma manera, Francisco quiso aclarar que se trataba de un documento elaborado «a cuatro manos» entre él y Benedicto XVI. Lo cierto es que en 2012, cuando el Papa alemán remató sus tres libros sobre la figura de Jesús de Nazaret, se dio por hecho que su siguiente quehacer sería una encíclica sobre la fe. Más teniendo en cuenta la convocatoria del Año de la Fe para el curso 2012/2013, así como el hecho de que dos de sus anteriores encíclicas, «Deus Caritas est» y «Spe salvis», tuvieran como eje transversal dos de las tres virtudes teologales: la caridad y la esperanza. Sin embargo, la decisión de dejar la Sede de Pedro abría la incógnita sobre qué ocurriría con un documento que parecía ya avanzado. El portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, confirmó que no se publicaría como encíclica antes de que se hiciera efectiva su marcha. Lo excepcional de la renuncia generaba la duda de si el texto vería la luz como un libro firmado como Papa emérito pero sin carácter de encíclica, o si el siguiente Papa tomaría el relevo. Finalmente, Francisco optó por rematar el trabajo y subrayar así la importancia de este Año de la Fe publicando así la primera encíclica de su Pontificado. De esta manera, el Papa argentino señala en la introducción que Ratzinger «ya había completado prácticamente una primera redacción» de la Carta. «Se lo agradezco de corazón y, en la fraternidad de Cristo, asumo su precioso trabajo, añadiendo al texto algunas aportaciones», explica Francisco, que recuerda además que, a través de estos documentos que conforman el Magisterio de la Iglesia, «el Sucesor de Pedro, ayer, hoy y siempre, está llamado a confirmar a sus hermanos en el inconmensurable tesoro de la fe, que Dios da como luz sobre el camino de todo hombre». Ayer, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Gerhard Ludwig Müller, aclaró que «Lumen Fidei» aparece firmada por el Papa Francisco «porque sólo hay un Papa», aunque precisó que el hecho de «estar escrito con la mano de dos Pontífices» es «un buen testimonio de la unidad» de la Iglesia. Aunque podría resultar arriesgado qué párrafos o frases de «Lumen Fidei» corresponden al Papa emérito y cuáles al Santo Padre, sí hay algunos detalles que permiten descubrir algunos aspectos propios de la impronta de Francisco, especialmente en la introducción al documento. En ella, echa mano de la metáfora, uno de sus sellos en las homilías diarias en la capilla de Santa Marta, para introducir al lector en el porqué de identificar la fe con la luz. En esta misma línea, en el capítulo primero, presenta a Jesús, como «el experto en las cosas de Dios», aquel de quien uno se puede fiar, al igual que «tenemos confianza en el arquitecto que nos construye la casa, en el farmacéutico que nos da la medicina para curarnos». Casi al final del documento, en el capítulo cuarto, Francisco incluye una de las ideas que han marcado estos tres meses como Obispo de Roma y que formó parte de la homilía que pronunció en la misa del Domingo de Ramos. «No nos dejemos robar la esperanza, no permitamos que la banalicen con soluciones y propuestas inmediatas que obstruyen el camino».
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