El sucesor de Benedicto XVI

Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga: «España es vital en el mapa del catolicismo mundial»

EMBAJADOR DE ESPAÑA ANTE LA SANTA SEDE

Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga: «España es vital en el mapa del catolicismo mundial»
Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga: «España es vital en el mapa del catolicismo mundial»larazon

Para Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga, embajador de España ante la Santa Sede, el mayor reto que deberá afrontar el sucesor de Benedicto XVI será la nueva evangelización, la lucha contra «el eclipse de Dios». Aboga por un nuevo obispo de Roma «con vigor» y destaca la estrecha relación que ha unido al Papa Ratzinger con España, que sigue siendo hoy «un país muy importante en el mapa del catolicismo mundial».

–¿Cómo está viviendo este momento tan especial de la Iglesia?

–Es un periodo excepcional, y como tal lo estamos viviendo, siguiendo la evolución de los acontecimientos en todo momento. Estamos montando un operativo para intensificar este seguimiento en los próximos días, cuando comience el cónclave. Al Estado español le interesa mucho, como es obvio, la elección de un nuevo Pontífice y el operativo es de seguimiento del proceso que se avecina. Esta Embajada está también a disposición de los eclesiásticos españoles y está en estrecho contacto con ellos.

–¿Qué recuerdo personal guarda de Benedicto XVI?

–Recuerdo el afecto y el conocimiento de la realidad española que manifestó durante la entrevista que mantuvimos cuando presenté mis cartas credenciales, que es el momento más largo en que estuve con él. Fueron 15 minutos muy cordiales, entrañables, en los que yo me sentí muy cómodo y en los que repasamos el estado de la Iglesia en España, de la sociedad española y de las relaciones entre el Reino de España y la Santa Sede, también a nivel internacional. Todo ello en un ambiente de trabajo, pero distendido y extraordinariamente cálido. Tengo un recuerdo entrañable de aquella reunión. A lo largo del tiempo que llevo aquí he tenido ocasión de ir viendo cómo desarrollaba su actividad. Mi último contacto personal fue el 7 de enero, cuando en el saludo al cuerpo diplomático tuve ocasión de saludarle. Él me dijo entonces: «La bella Spagna!». Fue un saludo muy breve y protocolario pero en el que manifestó su tremendo cariño a España.

–Ha sido un Papa muy cercano a nuestro país, que ha visitado tantas veces como las que ha ido a su patria, Alemania...

–Ése es un hecho extraordinariamente importante. Durante su pontificado, ha estado tres veces en España. Algunos viajes, multilaterales, como la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud o del Encuentro Mundial de las Familias, pero otros específicos, como el Jubileo de Santiago o la inauguración de la Sagrada Familia en Barcelona. Todo eso ha sido algo excepcional, que demuestra varias cosas. Aparte del interés del Papa por España, el interés que nuestro país suscita en la Santa Sede. España sigue siendo un país muy importante en el mapa del catolicismo mundial hoy. Esas visitas lo reflejan. También muestran la fluidez de las relaciones entre el episcopado español y la Santa Sede, así como el prestigio de la comunidad eclesiástica de notables españoles en Roma, que indudablemente tienen un peso.

–¿Cuáles son los grandes desafíos de la Iglesia a los que el próximo Papa deberá hacer frente?

–En un plano trascendente, tiene el que ya marcó Benedicto XVI, la nueva evangelización: es la lucha contra el relativismo, contra el eclipse de Dios del que habló el Papa emérito. En un plano más mundano, tiene tres desafíos reconocidos por la Santa Sede. El primero es la lucha contra el escándalo de la pederastia, en el que Benedicto XVI tuvo una actitud irreprochable, pero que es un tema que no ha terminado y frente al que hay que mantener la guardia alta en este aspecto tan lamentable. El segundo, la transparencia de las finanzas vaticanas, una cuestión que ha creado problemas, tanto a nivel interno como externo. Es un tema pendiente que Benedicto XVI, tal vez de una forma algo sorprendente, ha intentado zanjar con el nombramiento de un nuevo presidente del Instituto para las Obras de Religión (IOR). En tercer lugar, el conocido como «Vatileaks», que también estos días sigue vigente, pues el Papa tomó una decisión importante, que es pasar el dossier a su sucesor. De forma implícita se dice así que es un tema importante. Ésos son los grandes temas. Luego, a nivel organizativo, está la reforma de la Curia. Hay algunos eclesiásticos que abogan por una mayor descentralización, para que no sea tan piramidal.

–¿Qué perfil debería tener el sucesor de Benedicto XVI?

–Más que una cierta edad, debe tener una condición física buena. Lo dijo Tarcisio Bertone en LA RAZÓN. Ha de tener vigor para afrontar la nueva evangelización. No es una frivolidad hablar de que se necesita un Papa fuerte de salud. Es un tema objetivo. Respecto al origen geográfico, creo que la elección está abierta. Creo que después de dos Papas de «Mitteleuropa», ahora puede haber un Pontífice no sólo italiano, como ha sido la tradición secular, sino también de otras partes de Europa y del mundo. Otra cuestión, teniendo en cuenta el extraordinario peso que supone ser Pontífice y jefe de un Estado, es que también necesita un cierto carisma mediático. Obviamente, sería conveniente que fuera un cardenal que tenga una trayectoria pastoral y de gobierno amplia. En cualquier caso, pienso que es difícil encontrar en el mundo un colectivo de personas que agrupen tanto talento, tanta experiencia humana y tan buena formación intelectual como la que se da en el Colegio Cardenalicio.

–¿Tiene usted favoritos?

–No. Entrar en el juego de las quinielas me parece un tanto absurdo, aunque es inevitable, porque la realidad manda y obviamente se están elaborando todo tipo de listas. Apostaría por un Papa que sea el que la Iglesia necesita y por una nueva administración vaticana que siga siendo sensible a las relaciones entre España y la Santa Sede.

¿Un Papa español?

Cuestionado sobre si alguno de los diez españoles en el Colegio Cardenalicio, de los que cinco son electores, tiene posibilidades de ser el nuevo Papa de la Iglesia católica, el embajador no cierra ninguna puerta. «En principio, todo es posible. No puede descartarse ninguna opción», dice. ¿Y cómo viviría esta situación? «Creo que para los cristianos españoles lo importante es que el nuevo Papa pueda cumplir adecuadamente su misión pastoral. Si por añadidura es un compatriota, sería una alegría complementaria, pero no es lo principal», explica Gutiérrez Sáenz de Buruaga.