Francisco, nuevo Papa
El Papa reforzará el diálogo con el islam y los ateos
Francisco recibe a los embajadores de los 180 Estados con los que la Santa Sede mantiene relaciones diplomáticas
Luchar contra la pobreza, tanto material como espiritual, construir la paz y tender puentes entre las distintas culturas. Ésas son las tres peticiones que el Papa Francisco hizo ayer a la comunidad internacional en la audiencia que mantuvo en la Sala Regia del Palacio Apostólico del Vaticano con los embajadores acreditados ante la Santa Sede. El Estado de la Ciudad del Vaticano, pese a ser el más pequeño del mundo en extensión territorial, es un gigante diplomático: mantiene relaciones con 180 países, además de con instituciones como la Unión Europea, la Soberana Orden de Malta o la Organización para la Liberación de Palestina.
Sentado en un sillón blanco y no en un trono, el obispo de Roma recordó que uno de sus títulos es el de Pontífice, es decir, «el que construye puentes, con Dios y entre los hombres». Apuntando que el diálogo que desea la Santa Sede tiene precisamente como objetivo que «cada uno pueda encontrar en el otro no un enemigo, no un contendiente, sino un hermano para acogerlo y abrazarlo», subrayó el punto de encuentro que son sus propios orígenes personales. Su padre emigró desde la región italiana del Piamonte, al norte del país, para buscarse el sustento en Argentina, donde trabajó como ferroviario. «Está siempre vivo en mí este diálogo entre lugares y culturas distantes entre sí, entre un extremo del mundo y el otro, hoy cada vez más cercanos, interdependientes, necesitados de encontrarse y de crear ámbitos reales de auténtica fraternidad», dijo.
Auténtica relación con Dios
Para construir puentes no se puede «olvidar a Dios», al igual que tampoco se puede vivir una «auténtica relación con Dios» de forma aislada, «ignorando a los demás». Es por ello que resulta tan importante el diálogo entre las distintas religiones. «Creo que en primer lugar con el islam», apuntó Francisco, agradeciendo luego que «tantas autoridades civiles y religiosas del mundo islámico» participasen en la misa con que comenzó oficialmente su pontificado, celebrada el pasado martes. El diálogo ha de construirse también con los no creyentes, «para que nunca prevalezcan las diferencias que separan y laceran», de manera que, pese a «la diversidad», predomine «el deseo de construir lazos verdaderos de amistad entre todos los pueblos».
El Papa volvió a contar que había elegido su nombre en recuerdo de Francisco de Asís. Del patrón de Italia recordó su amor por los pobres, hacia los que él quiere dedicar su pontificado, como dijo hace una semana al encontrarse con los periodistas. «¡Cuánto me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!», comentó entonces. La Iglesia siempre ha intentado «cuidar y proteger» a todos los que sufren por la indigencia, les dijo ayer a los embajadores, mencionando que podían constatar en sus países que los cristianos «se esfuerzan por ayudar a los enfermos, a los huérfanos, a quienes no tienen hogar y a todos los marginados». De esta manera, construyen una sociedad «más humana y más justa».
La medida de sí mismo
Además de la pobreza material, Francisco habló de la «espiritual», que sufren sobre todo los países ricos. Benedicto XVI, señaló su sucesor –con el que se encontrará hoy en Castel Gandolfo–, se refería a este problema como la «dictadura del relativismo». Es el egoísmo que hace que el individuo se tome «como medida de sí mismo». Sin verdad, sin entender que la convivencia se construye en sociedad, no puede alcanzarse «la verdadera paz», advirtió. Ésta fracasa «si cada uno es la medida de sí mismo, si cada uno puede reclamar siempre y sólo su propio derecho, sin preocuparse al mismo tiempo del bien de los demás, de todos, a partir ya de la naturaleza, que acomuna a todo ser humano en esta tierra».
En un nuevo alegato en defensa del medio ambiente (ya habló sobre este tema en la misa de entronización del pasado martes), comentó el Pontífice que «si no aprendemos a amar cada vez más a nuestra Tierra», será difícil luchar contra la pobreza, construir la paz y lograr una buena convivencia entre los distintos pueblos. «También en este punto me ayuda pensar en el nombre de Francisco, que enseña un profundo respeto por toda la creación, la salvaguardia de nuestro medio ambiente, que demasiadas veces no lo usamos para el bien, sino que lo explotamos ávidamente, perjudicándonos unos a otros», lamentó el obispo de Roma.
Tras su alocución, Francisco saludó uno por uno a todos los embajadores acreditados, entre los que se encontraba el representante de nuestro país, Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga, quien acudió a la audiencia acompañado por su esposa. Algunos diplomáticos presentaron al Papa rosarios, estampillas y otros objetos para que los bendijese.
Además de la labor de los diplomáticos de los distintos países, el Pontífice también destacó el trabajo de la Secretaría de Estado del Vaticano para «edificar la paz y construir puentes de amistad y hermandad». Entre quienes escucharon sus palabras estaba el secretario de Estado, el cardenal italiano Tarcisio Bertone.
Llamada al dentista para anular la cita que tenía esta semana
En un nuevo gesto de espontaneidad, el Papa Francisco ha llamado por teléfono a dos personas con las que mantenía una relación cotidiana. Por un lado, a su quiosquero habitual, al que le ha comunicado que no podrá volver a comprar los diarios. Por otro, a su dentista, al que avisó pues no podía acudir a la cita que tenían programada estos días. Así lo confirmó la periodista argentina Mirta Legrand, con la que comparte odontólogo. «El otro día hablé con mi dentista, que dice que el Papa lo llamó y cuando le comentó que yo había estado antes me mandó un abrazo», asegura la estrella televisiva. No son los únicos a los que ha telefoneado. También se ha comunicado con algunas religiosas y responsables educativos de la diócesis que presidía.
UNO MÁS rezando en la capilla
MISA CON LOS JARDINEROS Y LIMPIADORES DEL VATICANO
Antes de reunirse con los embajadores, Francisco ofició ayer misa con los jardineros del Vaticano y el personal que se encarga de la limpieza de la plaza de San Pedro, informó el portavoz, Federico Lombardi. El Santo Padre, que sigue alojado en la residencia de San Marta hasta que esté acondicionado el apartamento papal, aprovecha estos días para oficiar la misa de las siete de la mañanacon personal del Vaticano que de otra manera tiene más difícil encontrarse con el papa, precisó Lombardi. En todas las eucaristías pronuncia homilías breves, en su estilo. En algunos momentos de la misa, al principio o al final, el Papa suele colocarse al fondo de la capilla, orando durante unos minutos ante el sagrario como un fiel más, como muestra la imagen.
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