Víctor Vidal:

«La pandemia es un estresor absoluto»

Entrevista a Víctor Vidal, médico y experto en estrés

Víctor Vidal
Víctor VidalAlberto R. RoldánLa Razón

Es doctor en Medicina y Cirugía, profesor universitario en la Facultad de Ciencias de la Salud en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y divulgador médico en prensa y de televisión. El pasado año recibió el Premio Pasteur 2020 en investigación en Medicina y, desde hace diez años, trabaja sobre la gestión del estrés en el mundo de las empresas.

-¿Qué tiene el estrés que le interesa tanto?

-Lo tiene todo, las dos caras de la misma moneda: el negativo, o distrés, nos quita la vida sin darnos cuenta, sin embargo, el estrés positivo, eustrés, nos aporta vitalidad y nos mantiene en alerta.

-Siendo un especialista en el tema, la pandemia le estará resultando muy interesante, pues ha disparado todos los indicadores, ¿no es así?

-Exacto. Ya hablaba en varias conferencias, hace unos años, de la pandemia silenciosa llamada estrés y veía claramente sus efectos devastadores en la salud. Ahora, unida a la pandemia vírica, ha sido el complemento perfecto para triplicar las patologías psiquiátricas y poner en jaque la salud de las personas. Los datos se empezarán a poder observar en unos meses, no solo los efectos directos del estrés, sino las consecuencias que puede tener en patologías previas preexistentes, ya que las agrava. El consumo de ansiolíticos, el aumento de suicidios y de enfermedades son excelentes indicadores que nos advierten de la gravedad del problema.

-¿Cuánto ha contribuido el coronavirus, en términos generales, a elevar el estrés del común de los mortales?

-Realmente ha sido devastador, no olvidemos que la pandemia es un estresor absoluto y cumple las cuatro características para provocar consecuencias graves en el ser humano: la situación es novedosa, impredecible, amenaza a la personalidad y pone en riesgo su salud.

-¿Y qué parte de culpa está teniendo el teletrabajo para incrementarlo?

-El problema es que en España hacemos las cosas tarde y mal. No estamos acostumbrados al teletrabajo y hay que saber desconectar. La clave es, como todo, organizarse y poner en marcha mecanismos de válvulas de escape del estrés. El teletrabajo puede ser una herramienta alternativa siempre que se utilice bien.

-¿Y qué se puede hacer para evitarlo, a nivel personal?

-Podemos hacer muchas cosas. No nos han enseñado a gestionar el estrés y verdaderamente nosotros tenemos la clave, conocerlo en profundidad y manejar ciertas herramientas, como pueden ser reilusionarse, reinventarse, actitud positiva, resiliencia, ser agradecidos , cuidar nuestro sueño o mejorar nuestra nutrición, entre otras muchas cosas...

-¿Y por parte de las empresas?

-La clave está en reilusionarse. La persona que se encuentra valorada y querida en una empresa rinde más y enferma menos. Queda todo por hacer, crear departamentos de bienestar y empresas saludables donde pongan en valor lo más importante que tienen: sus trabajadores.

-¿E institucionalmente? Porque en algunos países se han implementado leyes para favorecer la «desconexión laboral», o la semana de cuatro días laborables...

-Exacto, hay que cambiar de mentalidad y pensar en que el trabajo no son cumplir horas sino cumplir objetivos. Queda mucho por hacer, pensar ya que en Japón se ha considerado el estrés crónico un problema de Salud Pública hace ya muchos años, considerando el síndrome de «karoshi» como muerte por exceso de estrés en el trabajo.

-¿Qué porcentaje de estrés en la actualidad diría que corresponde al tema laboral y qué parte a los problemas normales de las personas?

-En la actualidad la situación pandémica ha incrementado el estrés tanto en el trabajo como en el sector familiar. No tener un trabajo genera un estrés añadido y esto también puede provocar enfermedades como consecuencia de la misma.

-¿Abusamos del término? ¿Cuándo se puede considerar «oficialmente» estresada una persona?

-Cuando la persona se siente desbordada y no controla la situación, comienza a tener problemas de sueño, ansiedad y síntomas depresivos que indican claramente que las cosas empiezan a ir mal. Posteriormente, los síntomas más frecuentes suelen ser los digestivos, insomnio, cefaleas... Por último, aparecen enfermedades cardiacas, neurológicas, psiquiátricas.

-¿Cuáles son las señales de alarma que indican que uno está al límite?

-Cansancio y pérdida de energía, graves problemas de memoria, dificultad para concentrarse, insomnio, cambios frecuentes de humor o de estado de ánimo, nerviosismo, tristeza, frustración, entre otros muchos que ponen en grave riesgo a la salud de nuestro cuerpo.