Plan de acción
Los obispos alertan de «un resurgir artificial de las dos Españas»
En su plan pastoral, el Episcopado condena la «deconstrucción» social de Moncloa
«Los enfrentamientos crecen y pareciera que asistimos a un resurgir artificial de ‘las dos Españas’ de tan dramático recuerdo». Es la alerta que lanzan los obispos españoles en el que va a ser su documento marco de trabajo para los próximo cinco años. Desvelado ayer por la tarde, estas «Orientaciones y líneas de trabajo» buscan ser una puesta a punto de la Iglesia española en relación a las reformas pastorales de Francisco, adaptadas a la realidad española.
Y es precisamente en ese análisis del contexto incluido en un documento que roza el centenar de páginas cuando los pastores advierten de que «asistimos a una profunda crisis institucional, en la que algunos grupos políticos quisieran abrir una segunda fase constituyente». El texto, aprobado en la Asamblea Plenaria de la pasada primavera, admite que «no se trata de sacralizar el régimen del 78, pero sí de afirmar que este marco político constitucional ha devuelto a España una estabilidad grande, no lograda durante siglos». Desde la Conferencia Episcopal se llega a afirmar que «la puesta en cuestión de la Constitución, la monarquía, el poder judicial, junto a las fuertes tensiones independentistas en medio de una inédita crisis económica, llenan de preocupación e incertidumbre a la sociedad española».
Así, los obispos arremeten contra Moncloa al hacer un repaso de «las iniciativas legislativas del Gobierno de coalición sobre la educación, la eutanasia, el aborto, la memoria democrática, el Consejo General del Poder Judicial». De esta manera, apunta que «van en la línea del proyecto de deconstrucción» social que «pone en riesgo la libertad y dificulta la imprescindible unidad».
Para la Iglesia, se está llevando a cabo un «desmontaje de la cosmovisión cristiana» que respondería a «un guion bien trazado con calendario y finalidades tremendas», o lo que es lo mismo, «un constructivismo antropológico en las muy extendidas corrientes ideológicas de género y en la aceptación social del aborto y la eutanasia».
Ahí se enmarcaría la actual crisis de «banalización de la familia», el descenso de la natalidad, la «desinstitucionalización» del matrimonio, el aumento de los divorcios, las parejas de hecho, la convivencia sin vinculación o el reconocimiento de las bodas entre personas del mismo sexo. Junto a ello, los pastores admiten que «las normas morales que brotan del Evangelio se han vuelto inaceptables», algo que se percibe en «los propios ambientes eclesiales, parroquias y colegios católicos» y en la creciente secularización.
Frente a ello, «urge una gran renovación espiritual, cultural y política». A partir de esta premisa los obispos dibujan un plan de acción donde «misericordia, alegría, discipulado misionero y santidad son claves de la permanente llamada a la espiritualidad de esta propuesta de renovación eclesial para la salida misionera en el cambio de época».
Los prelados plantean como «lugares privilegiados» para la evangelización «la familia (niños, jóvenes, ancianos), los migrantes y descartados y la casa común de la familia humana». A partir de ahí, creen necesario promover una comunidad cristiana que sea «signo e instrumento de la fraternidad en medio del mundo».
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