Crítica de cine

Abrir melones

La Razón
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Se ha abierto la veda, la de siempre, las jornadas de puertas abiertas del todo vale, del propone que algo queda y del qué se trata que me opongo. Estamos en periodo electoral y puede escucharse y decirse de todo. Es como si los Monty Phython regresaran a escena y se lanzaran a la carrera política o si nuestro patrio Valle-Inclán se dedicara a escribir programas electorales donde plasmar su esperpento. Lástima que nuestros actuales escribientes políticos no compartan el talento, el criterio y la capacidad resolutiva de «La vida de Brian» o «Los Cuernos de Don Friolera». Esa sí que sería una buena promesa electoral.

Da la impresión de que los políticos eligen temas, abren debates y lanzan propuestas para dar que hablar y no para resolver los problemas reales de los ciudadanos. Ahora le ha tocado el turno a la prostitución. Otra vez y de la misma manera. Al final mucho ruido de tertulias y rotativas y pocas nueces en un tema que merece más que un estudio sobre la rentabilidad económica y los millones de euros que mueven las mafias de explotación y de trata de blancas y cómo podrían acabar en las arcas de Hacienda. No se trata de votos, se trata de mujeres, hombres y muchas veces niños, ¿pero qué demonios quieren legalizar? Lo que hay que perseguir es cualquier acción que suponga la explotación salvaje y el maltrato de las personas y dejar de hacer demagogias oportunistas y baratas. Dejen de abrir melones sobre si hay que legalizar la marihuana, quitar la Semana Santa o legalizar un flagrante delito como la prostitución. A ver cuándo abandonamos las políticas y los líderes de plató, y el espectáculo muda en ejercicio político serio.