Mascotas
Álex Rovira: «Errar es humano y perdonar es canino»
En un momento en el que la sociedad se ha vuelto narcisista, en el que las personas buscan exponer su impostada vida en las redes sociales, Álex Rovira publica «Amor» (Zenith), donde nos invita a descubrir y potenciar este sentimiento
«¿Cuánto cuido yo a mis perros y cuánto me cuidan ellos a mí? Yo diría que nos cuidamos los unos a los otros. Los amo profundamente y procuro darlos bienestar y cariño. Porque ellos me miman... y me sacan a pasear cada día».
«¿Cuánto cuido yo a mis perros y cuánto me cuidan ellos a mí? Yo diría que nos cuidamos los unos a los otros. Los amo profundamente y procuro darlos bienestar y cariño. Porque ellos me miman... y me sacan a pasear cada día», dice el superventas Álex Rovira, empresario, economista y autor de «Amor» (Zenith). «Hace muchos años –prosigue–, cuando escribí mi primer libro, ya decía que yo no los saco a pasear sino que ellos me sacan a mí. Son una fuente de expresión de cariño incondicional, de alegría, de lealtad, de ternura, y un profundo vínculo de amor». Respecto al nombre, ha tenido tantos que se centra en dos: «A uno le puse Gurú, era un golden retriever auténtico, tierno, espontáneo, divertido, sabio... Si estaba triste se acercaba, tenía una dignidad tremenda. Y luego tengo otro, un bouvier de Flandes, potentísimo, inteligentísimo. Le llamo Thor porque es un puro trueno. Es fuerte, leal, vigilante..., una maravilla. Diría estos dos porque si tengo que decir nombres, tanto en acogida como comprados, no acabaría nunca», concluye el autor que ha vendido ocho millones de ejemplares de sus libros. A lo largo de su vida ha tenido perros comprados, pero también en acogida y adoptados, «si una protectora no puede coger a más animales les digo que me los deje, tengo espacio, y además les busco una familia. También he tenido gatos, iguanas y pájaros, pero con los perros, quizá por mi manera de ser, una dialéctica muy potente de afecto convivencia y también está el hecho de salir a pasear con ellos; da una interacción distinta». Asegura que ellos le han dado muchas cosas, tantas, que es difícil de resumir, «aunque el factor común es la conexión que se llega a establecer con ellos a nivel emocional: empatía, ternura, complicidad. Cuando estás triste porque ha muerto tu padre o has tenido un disgusto, saben identificarlo en cuanto abres la puerta de casa y se ponen a tu lado y apoyan la cabeza en tu regazo. Esos pequeños gestos son cruciales. O las pequeñas alegrías cuando te despiertas por la mañana y los saltos de felicidad que dan o las carreras irreprimibles a toda velocidad haciendo círculos». Dice que un perro ama, «porque comprende muchas cosas que los mecanicistas o la gente que desprecia a los animales no entiende; por cierto animal viene de “ánima”, de “alma”, y ellos son capaces de verlo todo. El que no les quiere es porque es incapaz de resonar con ellos. Te pueden inspirar a recuperar la salud, a salir de baches, a conseguir que emerjan tus emociones positivas... solo cuando lo vives, lo puedes calibrar en su medida: es impresionante. Muchos perros son más empáticos que algunas personas. Un perro te cuida. Sinceramente pienso que errar es humano y perdonar es canino».
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