Restringido
Amamantar ahorra millones
Un estudio publicado ayer por el Grupo Británico de Investigación en Economía Sanitaria ha puesto negro sobre blanco lo que la ciencia lleva décadas sabiendo: fomentar la lactancia materna es una buena idea. Pero en este caso, la investigación no se centra sólo en los beneficios para la salud derivados de esta práctica sino que le pone precio. Aumentar el periodo medio de amamantamiento en las familias británicas podría suponer un ahorro de 40 millones de libras anuales al erario público. Los datos son perfectamente extrapolables a otros países desarrollados porque se basan en la más que reconocida reducción de las enfermedades infantiles y del riesgo de padecer cáncer de mama que genera la práctica de la lactancia natural.
Si se duplicara el número de mujeres que dan el pecho a sus hijos entre 7 y 18 meses después del parto los ahorros en la Sanidad pública podrían ser incluso superiores. De manera que el estudio propone invertir más recursos en generar programas de apoyo a la mujer para que pueda realizar esta práctica durante periodos más extendidos. En España, según datos del Instituto Nacional de Estadística, a las seis semanas de nacer un bebé el 66 por ciento recibe alimentación de su madre, a los tres meses el porcentaje se reduce al 53% y a los seis meses llega el 28%. En Reino Unido los datos son muy inferiores, y a los seis meses de edad menos del 5 por ciento de los niños se alimenta exclusivamente de leche de su madre. Aun así, el aumento de la lactancia materna en Europa ha sido espectacular en los últimos 50 años. Si en 1975 sólo el 15 por ciento de las madres del continente acudía con regularidad a esta práctica, hoy la cifra llega al 75 por 100 en algún momento de los primeros 6 meses de vida del bebé.
El estudio económico ahora publicado calcula en 89 millones de libras anuales la inversión en recursos sanitarios para tratar enfermedades infantiles que pueden ser prevenidas con la lactancia (infecciones, problemas de crecimiento, atención a prematuros, etc.) y en 960 millones el coste de tratamiento de cánceres de mama que no hubieran tenido lugar con un aumento del periodo de amamantamiento ya que está demostrado que esta actividad protege contra la futura aparición de tumores. En el caso de la salud infantil, si todas las mujeres que mantienen la lactancia sólo la primera semana llegaran al menos a cuatro meses (con medidas de apoyo siempre que médicamente fuera posible) se reduciría espectacularmente la incidencia de tres tipos de infección infantil muy comunes en ese periodo que cuestan a la Sanidad británica 11 millones de libras anuales. El argumento económico viene a sumarse al ya demostrado beneficio socio-sanitario de la alimentación materna. Los niños así nutridos gozan de una larga lista de ventajas: la mitad de diarreas en bebés, mejor visión y desarrollo más rápido en prematuros, y menor propensión a la diabetes, la obesidad, el colesterol y la hipertensión en la edad adulta, entre otras. Cada vez resulta más evidente que ese líquido contiene un primer kit de supervivencia cargado de sustancias y mecanismos antienfermedad cuyos efectos se prolongan toda la vida.
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