Villena

Bretón, trasladado por el mando a distancia

La Razón
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Los «motivos de inadaptación» llevaron a la prisión cordobesa de Alcolea a solicitar el traslado de José Bretón. Una posibilidad que LA RAZÓN ya adelantó el pasado mes de julio. Finalmente, el pasado sábado se confirmó su nuevo destino: la cárcel alicantina de Villena. Desde que se dictó sentencia por el asesinato de sus hijos Ruth y José –de cuya muerte se acaba de cumplir el segundo aniversario–, la vida carcelaria de José Bretón ha ido en franco deterioro. Este diario ya informó a principios de septiembre de los «piques» que Bretón, condenado a 40 años de cárcel, tenía con sus compañeros. Según ha podido saber este diario, la situación había empeorado en las últimas semanas. Las quejas de sus compañeros eran constantes. Una de las gotas que ha colmado el vaso fue una discusión que tuvo con otro reo por el control de la televisión: se tenía que ver lo que él dijese y cuando él dijese. Los que han compartido espacio con él en los últimos meses creen que, durante este tiempo, ha estado buscando la provocación. Un tiempo antes, protagonizó otro incidente en Alcolea, cuando durante la hora de la comida le dijo a una de las personas que servía la comida que tenía «las manos sucias». A otro recluso le llegó a decir: «Te voy a echar del módulo». En todo caso, ninguno de estos incidentes pasó a mayores.

Tampoco ha sido ajeno a su traslado un capítulo registrado hace un mes, cuando recibió por parte de su madre un billete de 20 euros a escondidas en el bolsillo de unos «shorts». Algo que le ha valido a Bretón una sanción de tres meses, por la cual no podrá recibir paquetes. Con todo, al ser un suceso registrado en Alcolea, será ahora la prisión de Villena la que deberá ratificar la medida o rechazarla. Todo parece indicar que seguirá en pie.

¿Qué vida le aguarda ahora a José Bretón en Villena? Según informan fuentes penitenciarias, la Junta de Tratamiento del centro le ha aplicado el artículo 10 de la Ley Orgánica Penitenciaria. El artículo estipula que, aunque la sentencia de Bretón no sea firme –está pendiente de recurso–, el reo debe tener el mismo régimen de vida que un penado. De alguna forma, supone un regreso al primer grado: el control que va a tener en la prisión alicantina es absoluto.

Así, los «cacheos» se producirán tanto en la entrada como a la salida de la celda; si se están revisando las celdas, el preso deberá comparecer de pie, al fondo y correctamente vestido; las compras que realice en el economato de prisión estarán controladas por un funcionario; si pide aunque sea un simple periódico, lo tendrá que devolver y los funcionarios deberán comprobar que no ha arrancado ni una página... Eso sí, en principio, Bretón ya no tendrá que compartir su celda. Al no estar dentro ya del protocolo antisuicidios, no deberá estar acompañado de un «interno sombra».