Ciencia y Tecnología
Drones a prueba
LA RAZÓN realiza un test al BeBop Drone de Parrot, una cámara para captar experiencias aéreas inolvidables
Durante poco más de dos semanas pudimos jugar con el Bebop Drone de Parrot (499 euros). Nos aprovechamos de la mentada «ciclogénesis explosiva» –que en realidad no fue tal–, de los días soleados y de diferentes entornos y circunstancias. El test lo realizamos sin el Sky Controller (si se compran juntos 899 euros), un dispositivo anexo que amplía el rango de control de 300 metros a dos kilómetros y facilita la maniobrabilidad, aunque dificulta los traslados porque es casi más grande que el propio cuadricóptero y más pesado.
En relación con las características del dispositivo, las baterías se cargan bastante rápido, con poco más de dos horas es suficiente y, aunque tienen una autonomía máxima de 11 minutos, resulta eficaz para lo que está diseñado: filmar y tomar imágenes. Si colocarla fuera complicado podría ser un obstáculo, pero es una maniobra sencilla que toma menos de un minuto como mucho, entre recuperar el drone, cambiar la batería y «lanzarlo» al aire nuevamente.
La estabilización de imagen es sorprendentemente buena y no importa cuan inclinado parezca el dron, gracias a sus sensores, la imagen se ve siempre en un plano correcto. Lo probamos en diferentes dispositivos, tanto en smartphones como en tablets y en Android e iOS. La ventaja de usar el primer dispositivo es que todo se ve mucho mejor y maniobrar parece más sencillo, aunque no mucho más.
Respecto al sistema operativo, la primera recomendación es tener siempre descargada la última versión de la «app» de vuelo (FreeFlight) y del sistema operativo del móvil. En nuestro caso, con smartphones Android, la señal wifi se desconectó varias veces y hubo que reiniciar la app para reanudar el pilotaje, algo que no sucedió con iOS. Eso descarta los problemas de acceso a la red o similar. El punto a favor es que, en estos casos, el dron permanecía volando a baja altura y cerca nuestro, a la espera de órdenes. Una vez hecho con los controles, el vuelo en espacios cerrados es sencillo y muy lúdico, aunque la imagen pierde calidad, quizás debido a la ausencia de luz natural porque donde mejor se comporta es en el exterior. Aún a pesar de su ligereza, sus cuatro motores le otorgan una estabilidad en vuelo muy buena, capaz de enfrentar vientos medios y mantener el tipo. La máxima altura que hemos alcanzado, más por una cuestión de precaución que por capacidad fue de 100 metros, aunque las especificaciones hablan de una altura máxima de 150. La aplicación viene, por defecto, a 25 metros de altitud máxima, pero esto se puede variar.Un aspecto interesante es la parte social de la app FreeFlight 3 para iOS, llamada Drone Academy. Aquí no sólo se registran los parámetros básicos (altura, velocidad, tiempo de vuelo), también se puede seguir la actividad de otros pilotos, subir vídeos y conseguir medallas virtuales por trucos realizados. Hay que prestar atención, durante los giros, vueltas y demás, ya que el vídeo no registra el cambio de ángulo, como mucho se ven algunos cuadros en negro o se distorsiona la imagen un segundo, pero casi siempre se mantiene en el plano del horizonte.
Respecto a la calidad de imagen, esta resulta más que adecuada. Sobre todo teniendo en cuenta algunos «trucos» que vienen de fábrica. En el modo vídeo, por ejemplo, el sensor no utiliza todo el sensor, solo una parte del cuadro, esto permite reducir las curvaturas y ver los fotogramas más naturales, algo de agradecer al filmar desde grandes alturas. El único inconveniente es si en lugar de grabar vídeos con la cámara recta, se realizan movimientos, se comienza a notar muy levemente la curvatura. En estas circunstancias, lo mejor es mover el drone, más que la cámara.
Finalmente, en el aspecto de seguridad, es de agradecer que el Bebop se eleve automáticamente si sus sensores detectan un obstáculo o se detengan las hélices ante cualquier choque. Las protecciones suman apenas unos 20 gramos al peso total y resultan útiles para proteger la estructura, aunque se venda con un par de hélices de repuesto. Por ahora, el único obstáculo que se le atraganta, es el precio.
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