Ginebra
Luis Álvarez-Gaumé: «Tras el nuevo hallazgo del Big Bang, los científicos estamos en estado de "shock"»
El director del Grupo de Física Teórica del CERN ha participado en las conferencias dedicadas al laboratorio europeo organizadas por la Fundación BBVA.
El Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) cumple 60 años. Y la participación española celebra ya sus tres décadas. Dos efemérides que han motivado el ciclo de conferencias organizado por el CERN y la Fundación BBVA en Madrid. Dieciocho expertos del laboratorio europeo y de institutos de investigación españoles de física de partículas intervendrán en las nueve conferencias del ciclo, que durará hasta noviembre. Y entre ellos está Luis Álvarez-Gaumé, uno de los españoles más veteranos en el centro de Ginebra y director del Grupo de Fïsica Teórica. Aparte de la física de partículas y el bosón de Higgs, el reciente hallazgo de las primeras huellas del «big bang» a cargo de un equipo científico también ha centrado el interés del CERN.
-Se ha detectado la primera evidencia de la expansión acelerada del Universo. ¿Cómo se puede hacer consciente a la gente de la grandeza de este hallazgo?
-Es muy difícil. En el mundo científico estamos todavía en estado de «shock». No nos esperábamos un regalo tan inmenso de la naturaleza. Explicarlo es difícil, pero, básicamente, lo que nos está diciendo es que hubo un periodo, justamente cuando el Universo explotó, en el que empezó a expandirse a una velocidad gigantesca. Esa expansión produjo una serie de grumos en el espacio-tiempo que, poco a poco, volvieron a entrar en el Universo primitivo. Y es justamente eso lo que produce esa polarización de los fotones que han visto en el hallazgo anunciado el lunes. Somos capaces de hacer la cartografía del momento inicial del Universo. Es absolutamente fascinante. Todavía tiene que verificarse, con un experimento independiente que arroje un resultado compatible. Hay que ser cauto. Hay varios experimentos que lo están verificando de forma independiente. Pero tiene muy buena pinta. Es una de las noticias más importantes de los últimos 100 años. O incluso más.
-Queda confirmado que se produce una inflación, una expansión acelerada, pero se desconoce el porqué.
-No lo sabemos. El Universo tiene una serie de propiedades como su antigüedad, o su tamaño, que son explicadas de forma bastante natural por la inflación, aunque hay algunas teorías alternativas. Pero cuando hablamos de fluctuaciones en el fondo cósmico y ondas gravitacionales, éso nos permite ver las consecuencias de la inflación, medir muchas de sus propiedades fundamentales... Como a qué energía se produce. Ahora sabemos cuál es la energía. Por eso se habla siempre de que se está entre la cosmología y la física de altas energías. Cuando te vas tan cerca del momento inicial, estás hablando de energías cada vez más grandes. Son energías inalcanzables en el LHC o para cualquier acelerador futuro.
-Un hallazgo como éste, ¿abre nuevos caminos a la investigación en el CERN?
-El LHC no puede ver este tipo de cosas, porque está muy lejos de su alcance. Pero nos hace presagiar que pueda haber algo intermedio entre una escala energética y una escala superior, y que quizá sea alcanzable cuando la máquina empiece a funcionar el año que viene. Por ejemplo, nos gustaría ver partículas de materia oscura: una serie de partículas que interaccionan muy débilmente y que son las que forman el halo de todas las galaxias. Hay cinco veces más materia oscura que materia normal. Algún día deberíamos ser capaces de verlas. O quizá las podramos producir con las colisiones del LHC. Eso sería para nosotros algo apoteósico.
-Hace dos años detectaron en el CERN también las "huellas"del bosón de Higgs, la partícula que dota de masa al resto. Pese a la ilusión inicial, el hallazgo les resultó un poco decepcionante porque era justo lo que esperaban ver...
-Sí. El mecanismo de Higgs se había verificado antes, pero este último paso podría haber sido distinto. Había muchas otras formas de imaginárselo. Desgraciadamente, la naturaleza no nos quiso mostrar ese otro aspecto (ríe). Descubrimos lo que se esperaba, pero sin señales de nada nuevo, lo que fue en cierto modo frustrante. Si en vez del Higgs hubiéramos visto otra cosa hubiera sido sensacional, porque estaríamos ante una Física Nueva.
-Y ahora mismo se proyecta un nuevo acelerador en el CERN.
-Hay en marcha estudios para lo que podría ser el acelerador siguiente de toda la comunidad internacional, el FCC (Future Circular Collider). Son estudios de viabilidad y de posibles problemas técnicos. Si se hace, llevará de aquí a cinco años. Se podría financiar dentro del presupuesto del CERN, pero muy probablemente se necesitarían contribuciones adicionales, como pasó con los otros detectores. Están pensando en un acelerador de entre 80 y 100 kilómetros, y con una energía ocho veces superior a la del LHC. Posiblemente se ubicaría también en Ginebra.
-¿Cuál sería su función?
-Esto es una búsqueda. Aceleradores como el LHC no están especializados. Son de búsqueda abierta. Exploran todo lo posible en estados iniciales y buscan todo lo posible en estados finales. Hay que esperar a que se estudie un poco mejor la física de Higgs y cuestiones como el fondo de radiacción cósmica. No se puede decir: «hagámoslo mañana», porque hay problemas técnicos que no están resueltos. Como los imanes, en los que hay que llevar a cabo investigación e innovación.
-La gente se pregunta sobre los retornos que tiene en la sociedad la inversión realizada en el CERN. Uno de los más esperanzadores podría ser la terapia hadrónica.
-Empieza a haber aplicaciones, con clínicas a nivel experimental en varios países. En los próximos 10 años habrá centros de tratamiento de cáncer utilizando este tipo de terapia. Es una forma de radiar tumores profundos que no son accesibles por cirugía y que no dañan el tejido sano. Si un paciente tiene un tumor en un punto muy profundo del cerebro y de muy difícil acceso, al radiarse hay todo un cono de tejido sano que o se quema o queda en mal estado. La terapia hadrónica utiliza propiedades de estos haces que, básicamente, pasan sin dejar traza y, con mucha precisión, depositan su energía en la zona donde está el tumor. Es como un bisturí tridimensional y cuántico, que pasa a través del tejido sano sin tocarlo. Es casi ciencia ficción.
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