Consumo
El consumo de comida rápida en España crecerá un 50% en cinco años
La facturación total de los restaurantes de comida rápida en España alcanzó los 3.226 millones de euros en 2014, un 6% más que en el año anterior.
La facturación total de los restaurantes de comida rápida en España alcanzó los 3.226 millones de euros en 2014, un 6% más que en el año anterior. Se trata de un dato que convierte a los españoles pese al incremento del gasto en los últimos años, junto a italianos y mexicanos, en los que menos comen en este tipo de restaurantes, según indica el informe desarrollado por la EAE Business School. En el lado opuesto, se encuentran países como Estados Unidos, líder sin discusión de los "fast food", Brasil y China. La tendencia en el consumo de este tipo de restaurantes va a continuar aumentando según el informe y el dato más alarmante llega para España, donde se prevé que la evolución del gasto entre 2014 y 2019 sea del 49%, aunque seguirá estando muy por detrás del consumo de los países líderes.
En 2014 se realizaron 465 millones de transacciones comerciales relacionadas con la venta de comida rápida en España, un 6,37% más que en el año anterior. La radiografía que realiza este estudio muestra que baleares, canarios y madrileños son los que más gastaron en comida rápida en 2014, con 98, 61 y 50 euros invertidos al año, respectivamente. Por otro lado, extremeños, riojanos y valencianos fueron los menos consumidores, puesto que invirtieron 21, 25 y 25 euros, respectivamente.
Han pasado casi cien años desde que los restaurantes de comida rápida comenzaron a popularizarse en Estados Unidos. Su modelo de negocio era simple: servir comida lo más rápido posible y atender en pocos minutos los pedidos de multitud de personas generalmente trabajadores poco cualificados y con pocos salarios que debían comer en un tiempo reducido antes de volver a sus puestos de trabajo.
Sin embargo, la cuestión sobre este estilo de restaurantes no viene causada por su atractiva oferta y evolución positiva de la facturación, sino por los riesgos que pueden conllevar para la salud de su público. El sedentarismo, el abandono de la dieta mediterránea y el estrés acaban provocando que estos restaurantes sean cada vez más atractivos para los españoles. Sin embargo, aunque el consumidor sabe que comer unas lentejas o una ensalada es más sano, acaba volviendo al restaurante de comida rápida.
Como una droga
Las cantidades de glutamato, sal y grasas saturadas tienen un efecto en las personas que crea una especie de adicción por este tipo de comidas. Son alimentos ricos en saborizantes, sal, aditivos y sodio que no te llenan pero te pesan en el estómago y acaban por producir no solo enfermedades gastrointestinales sino también, por ejemplo, que durmamos mal, explica Juana María González, directora técnica de Clínica Alimennta.
"El estrés, la falta de educación nutricional y el precio acaban provocando que a las personas les dé igual lo que comen". La empresa alimentaria se interesa en que el público sepa las calorías de lo que consume el público. Sin embargo, no lo hace tanto en que conozca la calidad nutricional de estas calorías, y es que no es una cuestión de calorías, sino de calidad de los nutrientes que se ingieren.
Somos víctimas del progreso, España pasó de disponer de ultramarinos en los años ochenta a cadenas de supermercados y de restaurantes de comida rápida con alimentos procesados llenos de aditivos y conservantes. Es más importante ser consciente de si la barrita de cada mañana tiene fruta o fibra que saber las calorías que aporta, hay que buscar la mayor calidad nutricional en la ingesta calórica diaria.
Como último consejo, la nutricionista recomienda una ingesta ordenada. Nunca saltarse las tres comidas principales, procurar hacer dos entremedias y que lo verde sea abundantes en todas las comidas.
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