Santiago de Compostela

Una testigo desmonta a Basterra

Imagen de la vista oral en la pantalla del circuito cerrado del juzgado en la que se ve a los padres de Asunta, junto con el abogado defensor de la primera, José Luis Gutiérrez Aranguren.
Imagen de la vista oral en la pantalla del circuito cerrado del juzgado en la que se ve a los padres de Asunta, junto con el abogado defensor de la primera, José Luis Gutiérrez Aranguren.larazon

Clara, de 18 años, narra con aplomo el día en que Asunta, su antigua compañera de clase, fue asesinada. Afirma que la vio aquella tarde junto a su padre, que niega haber salido de casa.

Tiene 18 años, pero se desenvolvió en la sala con el aplomo y la entereza de un adulto. Lo que contó Clara no fue una sorpresa, sí la rotundidad y la seguridad con las que se expresó: «El 21 de septiembre de 2013 , ‘‘día del crimen’’ iba caminando por la calle cuando me cruce con Asunta y con su padre, Alfonso».

La afirmación no deja lugar a la duda y se carga de un plumazo la coartada de Alfonso Basterra. Él sostiene que el día del asesinato no abandonó su casa en toda la tarde: «Cociné y luego estuve leyendo. No salí hasta las nueve de la noche», pero Clara no se apeó de su recuerdo y ofreció datos concretos que avalaban su afirmación: «Sé que los vi juntos más tarde de las 17:30 y antes de las 19:00. Iban a cruzar una calle. La reconocí perfectamente porque fuimos compañeras durante un par de años en clases de francés en la academia. A su padre también lo había visto muchas veces cuando acudía a recogerla. Aquel día yo iba con mi novio Alex. Acabábamos de salir de una tienda de comprar unas zapatillas».

El fiscal aprovechó el momento para pedir que se exhibiese el ticket de compra de las zapatillas. Consta el nombre de la tienda, el código de las zapatillas que compraron, el precio, la fecha y una anotación que dice: «Cajón Abierto 18:22:23». «Pagó mi novio. Salimos y nada más salir fue cuando vi a Asunta y a su padre. Ella caminaba normal, si hubiese andado raro lo habría notado», relató Clara.

La abogada del padre trató de buscar un agujero en su recuerdo: «¿No hay posibilidad de que te equivoques? Estos lapsus son muy habituales, ¿puede ser que te confundas de día? ¿Fuiste con tu novio a ver las zapatillas días antes?». A todas las respuestas Clara respondió «no» sin asomo de duda.

Tampoco se le resquebrajó la voz cuando la letrada la enfrentó a los datos objetivos del sumario: «Mire, las cámaras de seguridad de una gasolinera grabaron a Asunta y a su madre en el coche de camino a la finca de Montouto a las 18:21, ¿cabe la posibilidad de que se confundiera de personas y no fueran el Sr. Basterra y su hija?». «Eran ellos», respondió sin dejarse amilanar. «No hay posibilidad de error, la conocía muy bien». No es la primera vez, de hecho, es bastante frecuente, que los horarios de las cámaras de seguridad y de las cajas registradoras estén adelantados o retrasados, en ocasiones con más de 15 minutos. En el sumario no consta ningún estudio que establezca el desfase de tiempo de estos dispositivos. Así que es factible lo que cuenta Clara, pero las pruebas aportadas al sumario (a falta de ese estudio de ajuste horario) la desmienten.

Si los jurados le dan credibilidad, se deberán preguntar: ¿qué hacía Alfonso fuera de la casa? ¿Por qué miente? ¿Evitó ser grabado por las cámaras? ¿Implica eso que la muerte de Asunta formaba parte de un plan diseñado y establecido?

Ayer también destacó el testimonio de Manuel. Pasó caminando, entre las 22:00 y las 00:00, a 60 centímetros del cadáver tres veces y no la vio. «¡Juro por Dios que si hubiese estado la habría visto!». ¿Pudo estar y no verla, o el cadáver fue trasladado después de la medianoche por un desconocido? ¿Cómo resolverá estas dudas el jurado?