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«He matado a mi madre, me vais a ver en las noticias»
Eran cerca de las tres de la madrugada del domingo cuando los servicios de emergencias recibían una llamada. Una muerte violenta se había producido en un domicilio de la acomodada avenida de Sáinz de Varanda, en Zaragoza. Minutos después, el presunto autor del crimen, de 16 años, enviaba un mensaje de Whatsapp a sus amigos. «He matado a mi madre. Adiós a esta vida».
Según informó la Policía, el menor y su madre, de 50 años, habían mantenido una discusión como consecuencia del proceso de separación en el que se encontraban sus progenitores. Sus padres abogaban por una custodia compartida. Pero el tono de la conversación tomó un cariz iracundo. Presuntamente, el hijo golpeó a su madre hasta dejarla desvanecida en el suelo. Fue entonces cuando el adolescente se dirigió a la cocina, buscando un cuchillo con el que asestar a su madre varias apuñaladas a la altura del corazón. El supuesto asesino volvía a coger el teléfono. Esta vez era para avisar a su padre de lo que acababa de ocurrir.
Amigos cercanos a la familia explicaban a LA RAZÓN que el adolescente era adoptado. «Nació en la India y sus padres le trajeron a España con tan sólo cuatro años», cuentan. La familia decidió que su pequeño conservase parte de sus orígenes, manteniéndole su nombre indio: Suraj. Éste significa «Buen Rey» y llegó en 2001 a Zaragoza. Hijo único, el joven había formado un gran círculo de amistades al estudiar primero en el Colegio Público Doctor Azúa y cursar posteriormente sus estudios de Secundaria en La Salle. Ahora tocaba enfrentarse al Bachillerato en otro instituto de la localidad. Sus amigos relatan que «no era un chico agresivo sino que más bien se caracterizaba por ser tranquilo». El muchacho jugaba a balonmano. Destacaba en esta disciplina. De hecho, su habilidad en este deporte era conocida ya que con trece años fue llamado por la Federación Aragonesa de Balonmano para debutar. Además, este mismo año, la federación volvió a acordarse de él, convocándole de nuevo junto a otros compañeros para lucir los colores de su comunidad autónoma. «Lo único –añaden sus amigos a LA RAZÓN– es que la separación de sus padres le había afectado mucho». Pero, ¿hasta qué punto?
«Adiós a todos, me vais a ver en las noticias». Escribía el menor en la aplicación de mensajería instantánea. Al instante, sus amigos, bromeaban al respecto. No imaginaban que las palabras del joven fuesen verdad. Acababan de conocer un nuevo caso de matricidio en España. «Ya veréis las noticias, me voy a suicidar, adiós», añadía. Sin embargo, su padre llegaba al domicilio. Impávido contemplaba la escena: la madre de su hijo, que padecía fibromialgia, yacía en el suelo tras el crimen.
En la madrugada de ayer, después de confesar la autoría, la Policía le detuvo y lo trasladó a dependencias policiales para ser puesto a disposición de la autoridad judicial. En la casa, próxima al campo de la Romareda, sólo quedaban los miembros de las Brigadas Provinciales de Seguridad Ciudadana y de Policía Científica, así como de la Brigada Regional de Policía Judicial. A lo largo de la jornada de ayer, los expertos practicaron la autopsia a la víctima para conocer las causas y circunstancias exactas de su fallecimiento.
«Todo el mundo que conocía a la familia está consternado», mencionan los amigos. Horas antes del suceso, el joven paseaba con ellos por las calles de Zaragoza. No en vano, el sábado marcaba el inicio de las fiestas y los maños se reunían en la plaza del Pilar para escuchar el pregón de la fiesta de su patrona.
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