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«La chimenea no nos pareció el origen de la tragedia»

Los voluntarios de extinción de incendios que acudieron a auxiliar a la familia ponen en entredicho que la chispa se originase. en la chimenea. Seis muertos por asfixia y cinco heridos en una casa rural de Burgos

La policia científica investiga las causas del incendio registrado en una casa rural en Tordómar, Burgos.
La policia científica investiga las causas del incendio registrado en una casa rural en Tordómar, Burgos.larazon

Nada hacía pensar que una reunión familiar se iba a convertir en un infierno para las 11 personas que dormían en la casa rural Rivera del Arlanza, en Tordómar (Burgos). Pasaban 30 minutos de las dos de la madrugada del viernes cuando la tragedia sorprendía a la familia, que no llevaba ni 24 horas en el lugar cuando se desencadenó el fatal accidente. Seis personas fallecían por inhalación de humo, según reveló ayer la autopsia. Se trata de María José Medio Bozmedia, una enfermeda de 59 años, dos de sus hijas –María y Almudena– y tres menores de edad.

Todo sucedió muy rápido. El marido de una de las fallecidas, que está siendo tratado por los psicólogos del Hospital Universitario de Burgos, se despertó a causa del fuerte olor y salió de la casa en busca de ayuda. Fue gritando auxilio hasta El Pescador, uno de los dos bares que hay en el pueblo, y que a esas horas permanecía abierto. Seis jóvenes –Rodrigo, Raúl, Yolanda, José, Miguel y Daniel–, de entre 30 y 35 años, no lo dudaron ni un segundo, sabían que tenían que ayudar al hombre a sacar de la casa al resto de su familia. Y eso hicieron.

Para entonces, la sala de operaciones del 112 ya había dado aviso, a las 2:32, del incidente a los Bomberos de Burgos, a la Guardia Civil y a Emergencias Sanitarias. Cuatro voluntarios de extinción de Incendios de Lerma acudieron hasta el lugar. El desolador panorama que se encontraba lo decía todo. Humo, pero pocas, muy pocas llamas. «Cuando llegamos, la puerta de la chimenea estaba cerrada. A nosotros cuatro no nos dio la sensación de que el origen de la tragedia venía de la chimenea, sino que pensamos que se originó por la zona cerca de la butaca», asegura a LA RAZÓN uno de los voluntarios. «La investigación concluirá las causas del siniestro, pero en principio es la sensación que nos dio a los cuatro», precisa.

A la espera de estos resultados, lo que sí se sabe es que no se trató de un incendio de grandes diminsiones. «Fue un fuego latente sin casi llamas. Hubo que apagar el butacón, que casi no tenía llamas, y un cojín», afirma Alberto Arlanzón, responsable del Servicio de Extinción de Incendios de la Diputación. «Puede haber sucedido una combustión lenta. Todavía no se sabe si hubo o no llamas, pero sí puedo asegurar que no fue un incendio grande», añade.

Opinión que coincide con la del voluntario que fue hasta el lugar del suceso. «Cuando llegamos a la casa rural había muy pocas llamas, pero mucho humo. Subimos a la segunda planta y no se veía nada».

Ellos llevaban mascarilla, los vecinos, no. Por eso el voluntario «se quita el sombrero» por la actitud de estos jóvenes: «Los vecinos se han jugado la vida por ayudar a los demás. Es admirable», reconoce. Y tanto. La inhalación de gases tóxicos suele ser letal. Entre los tóxicos principales del humo están el el monóxido de carbono y el ácido cianhídrico. Este último gas se emite con la quema de textiles, algodón, plásticos. Materiales presentes, seguramente, en el butacón y el cojín. Por eso, según fuentes sanitarias, pudieron inhalar cianuro de hidrógeno (ácido cianhídrico), entre otros gases.

El resultado, que todos estos héroes fueron trasladados al hospital burgalés junto a los otros cinco familiares heridos. Cinco de los seis vecinos del pueblo presentaron un cuadro leve por inhalación de humo. Si bien, todos ellos recibieron el alta de forma inmediata, tal y como informó la Subdelegación del Gobierno en Burgos. Los seis jóvenes volvieron a sus casas consternados por lo sucedido a media mañana.

Sólo dos miembros de la familia continúan ingresados en la Unidad de Cirugía Plástica, donde los tratan de sus quemaduras de segundo grado, causadas al intentar apagar el fuego del cojín y el butacón. Los otros tres familiares, dos de ellos menores de cinco años y siete meses, ya han recibido el alta hospitalaria.

Los vecinos, como los voluntarios, están destrozados por la tragedia. «Todo fue muy rápido, parecía que no era tan grave, porque sólo se veía humo. Cuando entramos en la casa ni siquiera encontrábamos a la gente, porque estaba oscuro y había mucho humo», relató uno de los vecinos que acudieron al rescate de la familia. Marisol, una vecina que vive frente a la casa rural, explicó que «veía sacar cuerpos y no sabía cómo estaban ni tampoco tenía idea de la gravedad del incendio, porque no se veían llamas». Algunos recuerdan los gritos de los niños, sin embargo, otros no se percataron del incidente. «No nos enteramos anoche –por la noche del viernes– de nada de lo que ocurrió, mi marido lo oyó por la radio esta mañana y salimos a ver qué había pasado», comentó a LA RAZÓN María, una vecina de la calle donde ocurrió el incidente. Lourdes Álvarez, la dueña de la casa, vive en Aranda de Duero y se desplazó hasta el pueblo al conocer el suceso, donde recibió ayuda psicológica. Su hermano, encargado de la casa, no quiso hacer declaraciones. Por su parte, Antonio, otro vecino de Tordómar, dijo, entre lágrimas, sentirse «partido por esta tragedia». Los vecinos próximos a la casa se volcaron con las víctimas, a quienes les dejaron mantas e incluso cuidaron del menor de cinco años y la de siete meses.

Por su parte, María José Cubillo, empleada de limpieza de la casa rural, afirmó a la Prensa que «por la mañana pusimos la calefacción de gasoil para que si no querían no encendieran la de leña». Cubillo contó que en la planta baja hay una chimenea de metal y que cuando nieva es fácil que se ralentice la combustión y entonces hay que abrir el tiro al máximo. Pero hasta que no concluya la investigación no se sabrá qué sucedió.