Relojes

La guerra de las horas

Comunidades como Galicia, Valencia y Baleares plantean no cambiar la hora esta madrugada para ganar horas de luz.

La guerra de las horas
La guerra de las horaslarazon

Comunidades como Galicia, Valencia y Baleares plantean no cambiar la hora esta madrugada para ganar horas de luz.

EE UU está dividido en cuatro husos horarios diferentes. ¿Podría reproducirse esta situación en España, que apenas alcanza el 5% de su extensión? Ésa es al menos la tesitura en la que nos sitúan las diferentes propuestas lanzadas por varias comunidades autónomas coincidiendo, en la madrugada de mañana domingo, con el cambio de horario, por el que habrá que atrasar una hora el reloj, de forma que a las 3:00 serán las 2:00. La primera que lo planteó fue Galicia, donde partidos como BNG y varios movimientos ciudadanos piden volver a la hora que, por huso horario y localización geográfica, corresponde a España: una hora menos. Y es que, debido a su posición en el mapa, el anochecer en la comunidad gallega dista casi en sesenta minutos respecto al del resto de la Península. Le siguió Baleares, cuyo Parlament aprobó el martes por unanimidad una declaración institucional para no cambiar la hora este domingo y mantener el horario veraniego, de forma que se disfrute de más luz solar y, según su criterio, «facilitar la conciliación familiar». Ya por último, en la Comunidad Valenciana, su presidente, Ximo Puig, pidió este jueves «abrir un debate en serio» en este sentido; en su caso, aludió a la propuesta de empresarios valencianos, pues consideran que el hecho de tener más horas de sol podría tener repercusiones positivas en el turismo.

Conciliación, más horas de luz y turismo. ¿Son razones suficientes para que las comunidades autónomas soliciten cambiar el reloj en sus territorios? «No se puede llegar a la locura de territorializar la hora», afirma a este diario José Luis Casero, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe). Precisamente, esta asociación aboga por el regreso de nuestro país al huso horario del meridiano de Greenwich, una hora menos, tal y como ocurre en Portugal y Reino Unido. Como recuerda Casero, el hecho de que tengamos ahora mismo una hora más de la que nos corresponde se debe al hecho de que, el 7 de marzo de 1940, el Gobierno de Franco firmó un decreto para adelantar el reloj con el fin de evitar confusiones en los horarios de las acciones bélicas –principalmente bombardeos– durante la II Guerra Mundial. El texto prometía en su quinto artículo que «se restablecería la hora normal», algo que aún no se ha producido. ¿Conclusión? Tenemos un horario centroeuropeo que no nos toca.

Si bien en Arhoe apoyan la medida de adelantar la hora y acompañarla de otras que favorezcan horarios más razonables para los españoles –salir antes de trabajar, adelantar el «prime time», etc.–, creen que las propuestas de las comunidades, en los términos en que se han planteado, «no tienen base». En primer lugar, «el cambio de hora de este domingo y el de marzo responden a una directiva de la UE del año 2000. Y, hasta que no se derogue, hay que cumplirla. Son leyes internacionales a las que estamos sometidos. No puede ser que cada provincia quiera una hora diferente», explica Casero. Después, las razones aducidas sobre la conciliación tampoco son convincentes. «La conciliación es otra cosa. No depende de las horas de luz, sino de las locuras de horarios que tenemos en España», añade. Y es que, si se sigue saliendo a las 20:00 horas del lugar de trabajo, poco importa atrasar o adelantar el reloj. Además, «muchas empresas están llevando a cabo hoy políticas de conciliación. Los modelos de trabajo son diferentes a los del año 2000». En cuanto a los beneficios económicos derivados del turismo, Casero opina que «no se puede regularizar la hora en torno a la economía o de un interés particular. ¿No se puede plantear otra oferta turística que no se base sólo en el sol?». Todo ello no quita que el motivo argumentado por la UE para el cambio de hora, el ahorro energético, no sea rechazado también por Arhoe. «Las cifras que se barajan de ese ahorro, entre seis y diez euros por ciudadano, son irrelevantes. Se ahorraría más con la supresión de organismos oficiales innecesarios, coches oficiales, etc.».

La propuesta de Arhoe, mientras siga en pie la directiva del cambio de hora, tiene marcada una fecha: marzo de 2017. Entonces, tendremos que adelantar la hora para volver al horario de verano. «Lo que queremos es que, en ese momento, al pasar de las 2:00 a las 3:00 de la madrugada, se derogue el decreto de Franco y quedarnos en nuestro huso horario», explica Casero. Y, a partir de ahí, y de forma progresiva, adecuarnos a unos horarios –de trabajo, comidas, televisivos...– más «británicos». Y podría producirse: una propuesta de PP, anunciada en abril por Mariano Rajoy, defendía el regreso a la hora anterior a 1940.

Una medida impopular en Francia

En Francia, el cambio de hora no es muy popular. La última vez que preguntaron a los franceses su opinión, en 2014, sólo el 17% apoyaba esta medida y hasta un 52% deseaba que se suprimiera. El año pasado, la ministra de Ecología, Ségolène Royal, prometió que estudiaría el impacto del cambio de hora sobre el ahorro de economía y que decidiría sobre la oportunidad de mantenerlo, pero el anuncio ha caído en el olvido. Los argumentos de los que se oponen son numerosos: más accidentes de tráfico, poco ahorro económico, más robos y peor sueño. Tres de cada cuatro franceses constatan un efecto negativo sobre su sueño, su alimentación e incluso sobre su estado de ánimo. Otra consecuencia es el aumento de robos los días posteriores al cambio. El departamento de Yvelines registró un aumento de 50% de robos en zonas rurales poco o nada iluminadas. Pero el argumento más blandido es el aumento de accidentes. El cambio de hora es peligroso para los peatones y los usuarios de bicicletas. La Agencia de Seguridad Vial ha emitido un comunicado recordando que, cada año, los días siguientes al cambio de hora se registra un aumento del 40% de accidentes en los que están implicados peatones. Y un último punto señala la disminución del impacto sobre el consumo de energía, informa Asunción Serena.