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Marian de la Morena: «No hemos entrenado a los niños para atender en clase»

Marian de la Morena: «No hemos entrenado a los niños para atender en clase»
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Apasionada de la enseñanza, propaga el «mindfulness» en el sector educativo para mejorar el bienestar y el rendimiento de docentes y alumnos

Marian podría ser una profesora más de universidad, pero lo que trata de inculcar a sus alumnos la hace diferente. Un simple vistazo a su currículum refleja una absoluta vocación por aprender y también por transmitir lo aprendido. Sus principales líneas de investigación han profundizado en el aprendizaje de idiomas, pero su último proyecto la ha llevado a cambiar el registro. No enseña fórmulas matemáticas, episodios de la historia de España o literatura universal, sino que sus lecciones rayan en un nivel más espiritual. Marian promueve el «mindfulness», la forma de pensamiento que está captando cada vez más practicantes gracias a una filosofía basada en vivir plenamente cada momento. Desde que comenzó a dirigir el Experto Universitario en «mindfulness» de la Universidad Camilo José Cela, donde la mayoría de sus alumnos son profesores que luego trasladan la experiencia a sus propios pupilos, parece haberse acostumbrado a dar entrevistas. Y es que, como ocurre con cualquier otra actividad de su rutina, pone en juego los cinco sentidos para que cada instante sea único.

–Si tuviera que definir «mindfulness» para alguien que nunca ha escuchado el término, ¿qué le diría?

–«Mindfulness» significa tres cosas: conciencia, atención y recuerdo. Conciencia, en el sentido de ser conscientes de lo que sucede dentro y fuera de nosotros; atención, en cuanto a captar lo que está sucediendo, y recuerdo, en lo referente a mantener este estado de atención. Fue el doctor Jon Kabat Zinn el que inició este movimiento con el objetivo de reducir el estrés y el dolor en pacientes crónicos, y de la medicina ha saltado a otros ámbitos como la educación, la empresa y el liderazgo.

–¿Son visibles los resultados?

–Mejoran el bienestar de la persona, pero también hay beneficios empíricos. En la Universidad de Massachusetts llevan recogiendo evidencias científicas desde 1979 de los cambios que se producen por la práctica de «mindfulness». En sus imágenes se muestra cómo la actividad de zonas como el hipocampo, asociado a la memoria, aumenta, mientras que la zona de la amígdala, vinculada al estrés y a las reacciones viscerales, disminuye.

–¿Cuándo se hizo practicante de esta forma de pensamiento?

–Empecé a conocer este trabajo hace cinco años a raíz de leer. En primer lugar, fue más bien una conexión intelectual. Después hice un curso de MBSR («Mindfulness-Based Stress Reduction»), la especialización en «mindfulness» de la Universidad de Massachusetts.

–¿Podría decir que le ha cambiado la vida?

–Rotundamente sí. He cambiado en cuanto a que soy consciente de lo que sucede. Ahora las cosas no me mueven como si yo fuera alguien sometido a un vaivén, sino que soy yo la responsable y la que se encuentra en el centro de todo lo que ocurre.

–¿También ha contagiado su filosofía a su entorno?

–Un poco, sí. Si queremos que algo cambie, tenemos que cambiar nosotros. No podemos producir un cambio en nuestro entorno si antes no lo hemos experimentado.

–¿Qué aporta el «mindfulness» cuando las cosas van sobre ruedas?

–Capacidad de distanciarnos, porque esto de ir sobre ruedas se puede también entender como una trampa. Podemos vernos llevados y controlados por unas circunstancias tan positivas que no nos permiten pararnos, reflexionar o incluso disfrutar y saborear cada situación con plenitud.

–¿Cuál es el perfil social más indicado para iniciarse en esta práctica?

–Cualquiera. Estamos hablando de atención, y es algo que todos traemos de serie, pero hay circunstancias actuales, como el bombardeo de información, que hacen que esta capacidad se distorsione.

–¿Se imagina el «mindfulness» instalado plenamente en la enseñanza?

–Hace mucha falta promover un entrenamiento para la atención en dos sentidos, tanto en los docentes como en los alumnos. Muchas veces estamos pidiendo a los niños cosas para las que no los hemos entrenado, porque los profesores siempre están reclamando que se les atienda, pero no se han dado las claves para desarrollar la capacidad de atender. Incluso los modelos familiares o los docentes no están transmitiendo esa imagen de atención porque es frecuente que se la pidamos a un niño mientras estamos con el móvil, mirando la televisión, cocinando... y respondiendo a la vez.

–Pero el entrenamiento requiere tiempo, y hoy en día es algo que escasea.

–Existe la sensación de que no tenemos tiempo porque estamos en el modo multitarea que nos impide apreciar las riquezas de lo que estemos haciendo en cada momento. Pero, si conseguimos controlar nuestra atención, vamos a ver cómo el tiempo también se va a poner de nuestro lado y vamos a disponer de más tiempo del que parece que tenemos.

–Suena paradójico que estemos haciendo varias cosas a la vez y aun así no seamos capaces de vivir el presente.

–Es paradójico pero relativamente fácil de cambiar. La atención es algo que todos llevamos, no es una cosa que haya que adquirir fuera. Lo único que debemos hacer es pararnos un momento, buscar dentro, gestionarlo bien y ponerlo en práctica.

–¿Qué personaje público cree que necesita unas cuantas sesiones de «mindfulness»?

–Cualquiera que nos esté trasladando una imagen de estrés. Hay muchos políticos que podrían beneficiarse de esto, más ahora en tiempo de elecciones. Seguramente nos sorprenderíamos de personajes públicos que ya están practicando esta técnica. De hecho, empresas como Google lo tienen incorporado como parte de la formación de sus trabajadores, y son los cursos más demandados.

–¿Por qué este crecimiento precisamente ahora?

–Las cosas ocurren cuando deben ocurrir. Quizá se está produciendo un cambio social en el sentido en que nos estamos dando cuenta de que tenemos que cambiar los viejos patrones de la sociedad industrial, con los cuales la educación estaba hecha para unificar. Ahora buscamos un modelo educativo que lo que haga es diferenciar, es decir, potenciar el talento individual y conseguir así una sociedad mejor.

–¿Será una moda pasajera?

–Creo que no. Como término, «mindfulness» sí puede dejar de ser tan utilizado, pero como modelo pienso que no ha hecho más que empezar.