China
China, el laboratorio mundial de los ensayos científicos con animales
Algunas firmas experimentan en secreto en este país
Decenas de multinacionales han ido abandonando en los últimos años la experimentación cosmética con animales, y muchos gobiernos, incluido el de la UE, han legislado para ilegalizar dichas prácticas. En China, sin embargo, la conciencia ecológica está menos arraigada y las pruebas con animales no sólo están permitidas, sino que son un paso obligatorio en el recorrido burocrático para sacar nuevos productos de belleza al mercado.
«China se ha convertido en uno de los países en los que hay más experimentos con animales, porque muchos otros países lo han prohibido, especialmente los países occidentales desarrollados. Por eso, muchas grandes compañías han trasladado sus centros de experimentación e investigación a China. En este país se llevan a cabo muchos experimentos, también en industrias cosméticas y médicas», explica a LA RAZÓN Qin Xiaona, director de la Asociación de Bienestar Animal, una de las organizaciones animalistas más activas de China.
La normativa china afecta a empresas chinas y a grandes multinacionales globales, incluso a firmas occidentales teóricamente comprometidas con la causa animalista que buscan cuotas de mercado en el gigante asiático. Grandes productores, como L'Occitane, que en el pasado anunció que no utilizaría nunca más animales en sus laboratorios, han tenido que retirar la promesa para entrar en el mercado chino, el de los cerca de 1.400 millones de consumidores y uno de los que más crecen del mundo. Asociaciones animalistas como PETA han señalado con el dedo a firmas como Avon, Estee Lauder o Mary Kay, asegurando que han estado pagando durante años las pruebas obligatorias con animales que exige el Gobierno chino para acceder a su mercado. «Han engañado a sus consumidores en Occidente, ante quienes se presentan como marcas que no cometen crueldades», aseguran desde PETA. A raíz de la presión ejercida por grupos animalistas extranjeros, las autoridades chinas han empezado a poner el problema en el radar y actualmente hay varios grupos de trabajo elaborando protocolos de seguridad para que las empresas cosméticas que así lo deseen puedan evitar la experimentación con animales en el futuro. El Gobierno chino financia, por ejemplo, el «Centro Chino para las Alternativas en la Experimentación», cuyo trabajo consiste en desarrollar sistemas de evaluación de productos médicos y cosméticos que no incluyan animales vivos o, al menos, limiten y regulen su utilización. Las autoridades chinas, así como la industria local, insisten en que su país está haciendo esfuerzos a toda prisa por ponerse al día en muchos ámbitos que en Occidente se han tardado décadas en regular desde que empezó a nacer la conciencia ambiental. Además, desde la óptica china, la suerte que corren las ratas de laboratorio no le quita el sueño a casi nadie.
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