Pobreza
Sólo el 29% las apoya con dinero o con su trabajo
Los más jóvenes son los menos solidarios, un 26,3%, y a la vez los más desafectos por los escándalos, el 47,4%
Los más jóvenes son los menos solidarios, un 26,3%, y a la vez los más desafectos por los escándalos, el 47,4%.
De la limosna a la solidaridad. De ayudar a los pobres a vivir por y para ellos. De ser ejemplo a ser miradas como sospechosas. Las Organizaciones No Gubernamentales (ONG), las mismas que han vivido momentos de esplendor en los años 90, son vistas en los últimos tiempos con recelo. Demasiados escándalos, económicos y sexuales. Muchas se han convertido en auténticos emporios, en ocasiones ingobernables. La conclusión de todo ello es que los ciudadanos, las empresas y las administraciones, en distinta medida, hace tiempo que les han dado la espalda. No es por eso extraño que sólo el 29% de los encuestados las apoya con dinero o con su propio trabajo. El reciente escándalo sexual en Haití, por parte de Oxfam, ha significado la salida de miles de afiliados que se traducían, para la ONG, en importantes recursos. Unos fondos que también llegan desde la escena de las administraciones públicas donde, en España por ejemplo, en 2016, distintas ONG recibieron en torno a 231 millones de euros. Y el 60% de los españoles apoyan estas ayudas, según la encuesta de NC Report. Parece que influye sobremanera que el 80,8% aún considere indispensable su trabajo. El futuro, tras la montaña rusa de desafecciones –sentimentales y económicas– que padecen en estos últimos tiempos aparece enmarañado. No son pocos los que apuntan que esos adalides de la solidaridad deberían mirar a otros organismos con peor prensa: los bancos. Al igual que éstos han buscado la supervivencia en las fusiones, las ONG deberían seguir su ejemplo, como solución complicada pero posible. Menos para tocar a más. Es el signo de los tiempos convulsos que vivimos.
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