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Una ucraniana se sorprende con esta costumbre de los españoles: “Suele simplificar la vida”

La joven, instalada en Zaragoza, reflexiona sobre esta costumbre de los españoles que en otras partes del mundo no está tan normalizada

Una ucraniana se sorprende con esta costumbre de los españoles: “Suele simplificar la vida” TikTok (@tania_en_espana)

Tania es ucraniana, vive en España desde hace un tiempo y, como muchos expatriados, se enfrenta a los pequeños choques culturales que surgen en la vida cotidiana. Uno de ellos le llamó especialmente la atención en su clase de inglés: al pronunciar el nombre de la prestigiosa revista estadounidense Forbes tal y como se dice en inglés —/forbz/—, ninguna de sus compañeras españolas la entendió. No fue hasta que la profesora lo pronunció “a la española”, que todas captaron la referencia. El momento le resultó tan curioso como revelador.

“Los españoles suelen simplificar la vida”, cuenta con una sonrisa en un vídeo que ha compartido en su cuenta de TikTok (@tania_en_espana), donde acumula miles de seguidores interesados en conocer su mirada sobre la cultura española. Para Tania, esta costumbre de “leer las palabras extranjeras como si fueran castellanas” no es una crítica, sino una observación lingüística que dice mucho de la forma de ser de los españoles: práctica, directa y despreocupada por los tecnicismos.

La costumbre de los españoles que sorprende

La joven ucraniana se refiere a lo que en lingüística se conoce como españolización de extranjerismos, un fenómeno habitual en muchas lenguas pero especialmente marcado en el español. Palabras como Colgate, wifi, Cheetos o cringe son buenos ejemplos: se leen tal como se escriben, sin tener en cuenta las reglas fonéticas del idioma original. Así, wifi se convierte en 'güifi', cringe se lee como suena y Colgate en colgáte, con la sílaba tónica sobre la "a".

Lejos de ser un error, esta adaptación tiene una lógica clara: el español es una lengua fonética en la que, en general, las palabras se pronuncian tal como se escriben, algo que no ocurre, por ejemplo, en inglés o en francés. Al aplicar esta lógica a términos foráneos, se mantiene la coherencia interna del idioma, aunque se pierda la fidelidad al original.

“En Polonia hacen justo lo contrario”, añade Tania. “Cuando cogen palabras extranjeras, intentan mantener tanto la ortografía como la pronunciación originales. Ellos sí que se complican la vida”. Esta comparación le sirve para ilustrar una diferencia de fondo entre culturas: la española tiende a la simplificación y a la adaptación práctica, mientras que otras sociedades, como la polaca, optan por un enfoque más riguroso y apegado a las normas internacionales.

Esta actitud ante los extranjerismos es coherente con otros ejemplos cotidianos que Tania menciona con humor: la invención de la fregona, el chupa-chups o el porrón, todos artilugios españoles que responden a una necesidad concreta y resuelven un problema con ingenio y sencillez.

¿Qué dice esto sobre los españoles?

Desde una perspectiva sociolingüística, este tipo de adaptaciones reflejan la flexibilidad del español y la capacidad de su comunidad hablante para integrar términos nuevos sin complicarse demasiado. “Creo que esto dice algo sobre el pueblo, sobre la cultura, la gente”, reflexiona Tania en su vídeo. “No es una crítica, sólo una observación curiosa”.

Expertos en lengua como los del Instituto Cervantes reconocen que el español es una de las lenguas con mayor cantidad de préstamos léxicos adaptados. Esto no sólo responde a razones lingüísticas, sino también a una cuestión práctica: al no existir ciertos sonidos en español (como la ‘th’ inglesa o algunas vocales del francés), los hablantes tienden a sustituirlos por los más cercanos que conocen, facilitando así su uso cotidiano.

En última instancia, lo que Tania muestra con su anécdota es que el idioma no es más que un conjunto de normas gramaticales, es un reflejo cultural en constante evolución. Y en España, ese reflejo se caracteriza por la espontaneidad, la cercanía y, como ella dice, una cierta tendencia a simplificar las cosas.