Rusia

Veronika, el milagroso caso de un bebé gestado fuera del útero

Diez médicos rusos colaboraron en el nacimiento, que se produjo a las 41 semanas de embarazo

Imagen de Veronika, que sobrevivió 41 semanas en un embarazo ectópico
Imagen de Veronika, que sobrevivió 41 semanas en un embarazo ectópicolarazon

Veronica se desarrolló fuera del útero, en un embarazo ectópico que hizo que creciera en el abdomen de la madre. Los médicos han descrito su caso como un milagro, un caso casi único.

Veronika es una niña totalmente sana, que nació en la semana 41 de embarazo en Rusia, pesó 4,1 kilos y midió 56 centímetros. Hasta aquí podría ser uno más de los cientos de miles de nacimientos que se producen cada día en el mundo. Pero Veronica es especial porque se desarrolló fuera del útero, en un embarazo ectópico que hizo que creciera en el abdomen de la madre. Los médicos han descrito su caso como un milagro, un caso casi único, que se da en uno de cada 625 millones de embarazos, informa "Siberian Times".

La madre, de 31 años y cuya identidad no ha sido revelada, llegó a Siberia para huir de la guerra civil que afecta a la región de Donbass del este de Ucrania. Durante los primeros meses de gestación no se realizó los controles mínimos, posiblemente por razones religiosas, y los médicos no conocieron su caso hasta el día antes del alumbramiento, un parto casi único en el mundo. Cuando la mujer llegó al Centro Prenatal regional de Altai, los especialistas le realizaron una exploración y quedaron conmocionados al comprobar que el bebé no estaba en el vientre, sino más arriba, en el abdomen.

El cirujano Vladimir Borovkov, médico jefe adjunto del centro hospitalario explicó que "lo más probable es que el bebé fuera concebido de forma natural. Pero el huevo se implantó en un lugar atípico. El bebé estuvo creciendo fuera del útero. No hay más de una docena de casos como este en el mundo. El embarazo abdominal ocurre y no es tan raro, pero el caso en que el niño sobrevive a término es casi único".

La madre explicó que su intención es que su embarazo fuera lo más natural posible, sin la interferencia de nadie: "Mi marido y yo consideramos que no era necesario ir al médico. Esa es nuestra forma de pensar. No quería que me exploraran o me hicieran tomar pastillas. Decidimos que llamaríamos a los médicos cuando comenzaran las contracciones. Sentía que el bebé se movía y yo estaba segura de que era normal. Es mi primer embarazo y yo estaba segura de que debería ser así".

Sin embargo, al final se dio cuenta de que algo podía ir mal: "Cuando llegó el momento y no había contracciones, decidí asegurarme. Después de la exploración, me enviaron de urgencia al quirófano. Doy las gracias a los médicos por haber traído a mi hija y haberla puesto fuera de peligro.

La situación era extremadamente delicada. y la única opción era abrir el abdomen y sacar a la niña. Las pruebas y los síntomas eran preocupantes. Según dijo Marat Zhazhiev, otro de los médicos 'no hemos podido saber si la operación había ido bien hasta que la niña ha comenzado a llorar. En ese momento, no había nada más importante que este grito".