Ciencia y Tecnología
Silvia Leal: «Sherlock Holmes no tendría trabajo con big data»
Asesora del Consejo de Europa y profesora del IE, destaca que los más innovadores son las personas maduras.
Sintetiza un mundo de mucha innovación, de sueños, de realidad... «e-Renovarse o morir», (LID editorial) nos sorprende en sus 203 páginas con unas gafas nuevas para ver la «realidad aumentada», con drones, robots o impresoras de órganos y una «memoria» virtual (Big Data) capaz de combatir la delincuencia, luchar contra la demencia o hacer ganar un mundial de fútbol. Silvia Leal invita a sacar el alma digital que llevamos dentro, a formarse y a informarse.
–¿Lo de «Star Wars» no me diga que cada vez es más real?
–¿Real? Algunas cosas de la película ya son parte del presente y muchas del pasado...
–¿Cuáles?
–El visor de realidad aumentada de Luke Skywalker, las manos biónicas movidas por el cerebro, los hologramas, los robots humanoides capaces de empatizar...
–¿La próxima guerra será cibernética?
–La guerra del futuro creo que será esencialmente cibernética, aunque entrarán otros componentes. Yo no quisiera tener enemigos cibernéticos.
–¿Cómo nos defendemos?
–Es en eso en lo que tendríamos que trabajar porque no está resuelto. ¿Cómo nos defendemos frente al hackeo de un coche o de un marcapasos? Dicho esto, soy una defensora de todas las tecnologías, pero con muchos límites.
–Éste es el nuevo «ser o no ser» de Hamlet. ¿Cambiar o ser cambiado? ¿Con qué se queda?
–Cambiar, vamos a tener que cambiar todos así que prefiero que sea una decisión voluntaria, porque los que al final sean cambiados van a perder muchas oportunidades...
–¿A Julio Verne se le hubiera ocurrido algún dron especial?
–Sí. Se le hubiera ocurrido algo con drones y seguro que también hubiera bioimpreso algo. Me lo imagino con la realidad virtual. No sólo nos la hubiera narrado sino que seguro nos hubiera puesto a sentir cosas nuevas.
–¿Y cómo se libra uno de un dron?
–Si el dron no quiere, no te libras. Lo que me da miedo son los microdrones que tienen tamaño insecto. Por ejemplo un dron pequeñito, capaz de ver todo lo que haces. A los grandes los ves y les pegas un manotazo.
–Su libro resume siete tendencias tecnológicas. ¿Cuál prefiere?
–Personalmente me quedo con la bioimpresión y con la realidad aumentada. Son las que creo que van a transformar más la sociedad.
–Dicen en algunas cafeterías que no tienen wifi y sugieren al cliente que hable con su acompañante. ¿Al final inventaremos la comunicación interpersonal?
–El problema que tienen todas las tecnologías es llevarlo a los extremos. La situación que describe es una caricatura, muy a nuestro pesar, muy real.
–¿Nos estamos perdiendo la magia de descifrar una mirada?
–Es evidente, nos perdemos el presente en demasiadas ocasiones. Nos perdemos un beso, una mirada, la infancia de nuestros hijos... Las nuevas tecnologías pueden ser nuestro mayor amigo, o nuestro mayor enemigo.
–¿Tendremos algún día de amigo a Cortocircuito? ¿Sentirán y pensarán por nosotros?
–Eso me da miedo. La realidad aumentada es lo que trae; desarrolla una tecnología que decide qué es lo que vas a sentir o pensar cuando ves algo. Pasó con la calculadora. ¿Quién calcularía ahora un algoritmo sin ella? Podría pasar lo mismo.
–¿Dar a un niño una tablet es una ventaja o una desventaja?
–Yo no estoy a favor. Dejar a un niño en el parque infantil con una tablet es un error. Creo que está sobrevalorado. Lo que hay que hacer con los niños es motivarles, inspirarles un poquito con las nuevas tecnologías, con libros digitales por ejemplo. Los míos están empezando con cinco años a saber qué son. Para mí la digitalización no va por ahí.
–Cuenta que se puede imprimir cráneos, órganos... Si le doy una impresora, ¿qué imprimiría?
–Pediría una Bio Bots, que me viniera con tinta y probablemente imprimiría una vejiga, que seguro que alguien la necesita, un cartílago o piel y pediría que fuéramos al hospital a llevarla.
–¿Innovar es sólo de jóvenes o de valientes?
–Los más innovadores no son los más jóvenes, es una falsa creencia. Es un mito que se ha empleado para despedir a gente. Los más creativos se dice que son los jóvenes, pero para innovar se necesita tener mucho conocimiento y saber qué funciona y qué no. Se necesita experiencia. Las personas más innovadoras son las más maduras.
–Un Gobierno con un innolider ¿qué haría?
–Tantas cosas... Un innolider es aquel que es capaz de sacar su talento y el de los demás para innovar, entonces España crecería.
–¿Big Data es el nuevo Sherlock Holmes?
–No, es su competidor. Con Big Data ya se predice el crimen, e incluso se presenta la Policía en casa como en la película «Minority report». Me temo que Sherlock no hubiera tenido mucho trabajo.
–¿Se puede ganar un mundial de fútbol con esta tecnología?
–Desde luego, sin ella es complicado. Alemania ganó gracias a una aplicación de Big Data, pero también a un entrenamiento inteligente. Aunque según mi amigo Jorge Carretero (Portavoz de la Federación Española de Fútbol) si no hubieran venido a España a entrenar, no habrían ganado.
–Habla bien del Big Data y luego le llama «arrogante»...
–Me preocupa la arrogancia de Big Data y de quienes sacan los datos y piensan que eso es la verdad verdadera.
–¿Con estas nuevas tecnologías venimos a suplir nuestro complejo de Dios?
–Alguno lo está intentando, no todos. No se puede generalizar, pero cuidado con los que lo intentan...
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