Toros
Al final esperanza
Marcos se lleva la única oreja en una novillada desesperante
Valencia, 13 de marzo. Tercera de feria. Un cuarto de entrada.
Novillos de El Freixo, bien aunque desigualmente presentados, descastados, sin fuerza y de muy poco juego.
Toñete, de burdeos y oro, dos pinchazos y descabello (ovación); media, aviso, descabello, aviso (silencio).
Jorge Rico, de blanco y plata, entera contraria y descabello (ovación); entera (silencio).
Marcos, de musgo y oro, pinchazo y estocada caída (silencio); entera (oreja).
Saludó tras banderillear al sexto Sergio Aguilar.
Se cerró el capítulo novilleril de esta edición de la feria fallera con un encierro de El Freixo, bien aunque desigualmente presentado, con ejemplares con hechuras de toro, pero descastado, sin fuerza y de muy poco juego, haciendo del festejo un espectáculo tedioso y por momentos plúmbeo, resultando las mas de dos horas que se gastaron en los cinco primeros novillos un ejercicio de paciencia franciscana por parte del público. Desde luego, no tuvo nada que ver que ayer fuese martes y trece, pero más de uno se acordó de la fecha.
Marcos ejecuta un lance con el capote
Algo había que hacer para intentar levantar la tarde y Marcos se fue a recibir al sexto a portagayola. No pasó nada. Echó las rodillas al suelo para instrumentar una larga cambiada. Tampoco. El de El Juli -presente en esta feria como ganadero- no tenía apenas fuerzas. Sin embargo se lució pareando Sergio Aguilar, en lo que fue uno de los momentos clave y más brillantes de la tarde. Tuvieron sus banderillas,además, la virtud de espabilar al novillo, que embistió humillado y con fijeza, permitiendo que Marcos sacase los mejores muletazos de la función, aunque abusó a menudo de torear en línea recta y desplazar a su oponente hacia afuera. Pero al menos hubo emoción y la gente vibró con pasajes de este trasteo. No falló con el estoque y a sus manos fue la única oreja de la novillada.
A su primero lo recibió con otras dos largas de rodillas para las que no hubo manifestaciones especiales por parte de la concurrencia. Se durmió el novillo en varas, saliendo luego de najas y perdiendo las manos. Una endeblez que manifestó también en el último tercio, sin que encontrase su matador la manera de, primero, afianzarle, y, luego, encelarle, desplazándole siempre lejos de él en un trasteo largo, gris y en el que no hubo nada destacable.
Jorge Rico ejecutando una luquecina, ayer, en Valencia
Por dos veces le enganchó el capote a Tóñete el novillo que abría plaza, un torete por presencia que se dejó pegar en el primero de los dos puyazos que recibió. Acudió luego pronto al cite, alegre y acometedor, toreando el madrileño compuesto y con facilidad pero sin conectar con el tendido, alargándose tanto en su labor que cuando se pasó la muleta a la zurda su antagonista ya se había agotado.
Echó la cara arriba ya en banderillas el cuarto, defecto que mantuvo a lo largo de su lidia, tirando gañafones y siempre a la defensiva, estirándose de nuevo Tóñete más de la cuenta es una porfía de tan largo metraje como poco provecho.
Apretó de salida a Jorge Rico el segundo, yéndose luego suelto del caballo aunque entre un viaje y otro se llevó una buena tunda. No tuvo especial interés por la muleta del alicantino, que dejó detalles en la primera fase de su faena y tuvo luego que perseguirle para impedir que se rajase.
Complicado y a su aire salió el quinto, al que dieron muchísimos capotazos en los primeros tercios, buscando a continuación terrenos de toriles sin querer saber absolutamente nada de Rico, que le persiguió tozudo buscando meterle el engaño, lo que fue misión imposible, estando muchísimo rato tras el cornúpeta sin que su quehacer tuviese resultados positivos.
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