Dr. Máximo G. Padrós: «Yo no veo los toros desde la barrera»

«Entró un torero cubierto de sangre en la enfermería y no dudé en cortarle de un tajo la taleguilla, al desnudarle descubrimos que no tenía ninguna herida y que toda la sangre pertenecía al animal, ¡me morí de vergüenza!». Así ha contado Don Máximo García Padrós una de sus primeras anécdotas en su profesión, con la que ha querido evidenciar algunos de los principios de la cirugía taurina, como son la experiencia, la calma y la decisión.

Dentro de todos los retos que supone esta disciplina única él, con sus más de 30 años al frente de la enfermería de Las Ventas, sitúa la clave en analizar cómo se ha producido cada percance: «Yo nunca veo los toros desde la barrera, los veo en el interior de la plaza, por la tele. Ver la cogida repetida varias veces y de forma ralentizada te aporta grandes ventajas a la hora de intervenir al torero instantes después. Detalles como la forma en que el torero gira sobre el pitón o su manera de caer sobre la arena pueden ser cruciales».

A pesar de valorar los grandes avances que personas como Jacinto Segovia o su propio padre protagonizaron también reconoce que quedan batallas por ganar: «Llevamos años luchando para que el reglamento obligue a que todas las plazas cuenten con un espacio reservado para la enfermería, a pesar de que hoy se puedan contar con quirófanos móviles de plenas garantías. Desgraciadamente nuestro sector solo experimenta un salto cuando sucede la tragedia», ha lamentado el cirujano.

Pero Don Máximo cree en el reparto de responsabilidades y en que «los toreros deberían ser los primeros preocupados por recibir la atención más profesional». Así se refiere a los desagradables episodios que el pasado verano se vivieron con equipos médicos no cualificados para atender heridas por asta de toro. Por ello también ha agradecido el apoyo que este invierno han recibido de Fortes, quien patrocinó un curso de cirugía taurina.