Feria de San Isidro
Nazaré también puntúa con la que no tiene fuerzas
El sevillano perdió con los aceros una oreja del buen tercero en una floja corrida de Los Bayones
Las Ventas (Madrid). Segunda de la Feria de San Isidro. Se lidiaron toros de Los Bayones, desiguales de presentación, les faltó remate; justos de fuerzas salvo el 3º, encastado y con entrega; y el 5º, desrazado; y un sobrero de Fraile Mazas (2º), incierto y de embestida descompuesta. Casi lleno.
Matías Tejela, de carmín y oro, estocada (silencio); dos pinchazos, dos descabellos (silencio).
David Mora, de espuma de mar y oro, cuatro pinchazos, aviso, estocada caída (silencio); estocada trasera y caída (silencio).
Antonio Nazaré, de verde manzana y oro, media estocada atravesada, descabello, aviso, cuatro descabellos más (saludos); pinchazo, estocada (silencio).
Con la cercana y ya habitual compañía, tres o cuatro localidades más hacia la izquierda, de un torero de plata con amor propio y afición de oro, nos plantamos en el segundo paseíllo de la isidrada. Vicente Yángüez «El Chano» no podía perderse el primero de los tres paseíllos de su amigo y compañero David Mora, que mató seis toros la temporada pasada en Aranjuez para costear parte de su tratamiento. Junto al matador de Borox, Matías Tejela y Antonio Nazaré, que volvió a puntuar en Madrid e incluso pudo perder un trofeo con los aceros en el primero de su lote de Los Bayones, encaste Lisardo-Atanasio, que envió a la capital un encierro flojo y sin opciones, salvo el citado tercero.
El de Dos Hermanas llegaba a Las Ventas con buen ambiente. No sólo por ese toro de Victoriano del Río que desorejó en la última Feria de Abril, sino también por su veintena de naturales el Domingo de Ramos en este mismo escenario. Sólo la lluvia le privó entonces de la oreja. Sorteó primero un carbonero que se dejó hacer en los primeros tercios. En el último, tomó la muleta del sevillano con movilidad y emoción. Nazaré no dudó un instante y tomó ese cañón que tiene en la mano izquierda. Dos tandas. La segunda metió al tendido en faena. Sin embargo, el fuelle llegó a derechas. Allí, el tendido respondió y todo se avivó. Tres series rotundas tirando del animal. Hubo profundidad, ligazón y temple frente a un animal que se entregaba por abajo. Faena hecha. Enterró media estocada antes de enredarse más de la cuenta con el verduguillo.
Con el sexto, que también blandeó y cortó una barbaridad por el pitón derecho en banderillas, Nazaré edificó una labor a media altura, sin someterlo, porque en cuanto bajaba la mano le costaba un mundo al toro. Pese a ello, trató de exigirle más y el toro se apagó. Ceñidas las postreras manoletinas. Lo pasaportó de pinchazo y estocada.
David Mora, sin suerte en Otoño, sumó el curso pasado su primera puerta grande en Madrid en la estrenada Feria del Arte y Cultura. En su regreso al Cónclave, se las entendió con un sobrero de Fraile Mazas muy abierto de cuerna, que sustituyó al inválido segundo. Había quitado por chicuelinas Nazaré y Mora no quiso dejarse ganar la partida. Capote a la espalda y gaoneras de infarto. Muy ceñidas. En el cuarto lance, el animal se le vino de frente y lo levantó por la barriga. Escalofriante. Por suerte, sólo lo encunó. Tampoco hizo carne con el torero en el suelo a merced. Volvió a coger el capote y otras tres gaoneras más para unificar las palmas. Rotundas. A la muleta, llegó con una embestida nada clara. Muy descompuesto. Pegando regates a los cites de su matador, que estuvo muy firme y decidido en todo momento. Y entonces, podido, se rajó. La tizona, roma.
Con el salpicado que hizo quinto, estrecho de sienes y que se lo pensó antes de tomar los engaños, Mora templó una buena serie de derechazos. Sin embargo, el tendido no le echó demasidas cuentas. Fue la cúspide de una labor que no conectó con el aficionado. La res acudía a la tela, pero sin entrega. Pura inercia. Muy deslucido y, consciente de que el esfuerzo era sordo, fue por la espada, que cayó trasera y caída.
Matías Tejela, que protagonizó en 2012 –con permiso de Morante– el mejor toreo de capa del abono a un toro de Torrestrella, agotó su único paseíllo en Madrid casi sin darse cuenta. Si poca fuerza tuvo el que rompió plaza, menos aún tuvo el cuarto, que debió ir al corral. En un abrir y cerrar de ojos, el lote se le había ido ya al desolladero. Por el camino, un primero muy protestado. Primero, por su presentación; después por su falta de fuerzas. Blandeó mucho el de Los Bayones y lo notó el diestro alcalaíno con la pañosa. Logró dos series estimables en redondo sin exprimirlo demasiado. Muy a su aire. Pero, cuando bajó la mano, le costó mucho más e incluso llegó a perder las manos. A media altura, la faena se diluyó. Seguro con la espada. En el cuarto, quedó inédito ante un burel que desesperó al respetable por su justeza de fuerzas. Las caídas se sucedieron sin que asomara el pañuelo verde. Sin material, Tejela abrevió.
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